martes, 15 de febrero de 2011


Papa recibe una de las mochilas de la JMJ
Los
preparativos marchan a buen ritmo para recibir a jóvenes de todo el mundo

Madrid 14 de febrero de 2011.- El año pasado
el Papa recibió la gorra de la JMJ.

Este año ha recibido otro de los elementos típicos de una JMJ: la mochila. El Santo Padre ha sido el primero en recibir uno de los modelos que ha sido presentado para ser la mochila de la JMJ.
Elementos de la mochilaLa mochila, como se ha venido haciendo en Jornadas precedentes, se entregará a todos los
participantes que se inscriban. En ella encontrarán un rosario, el libro del peregrino, la guía de la JMJ, el YouCat –catecismo adaptado para los jóvenes adultos-, un abono que les permitirá moverse por el transporte público de la ciudad, una gorra y un abanico.
Además de estos elementos, los inscritos tendrán acceso a los actos culturales de la Jornada, entradas prioritarias para los actos principales de la Jornada, así como un seguro de accidentes que les cubrirá durante su estancia en la JMJ.
Los participantes también podrán colaborar para que sus coetáneos de países menos favorecidos puedan viajar a Madrid y disfrutar de la Jornada, añadiendo 10€ a su inscripción para que nadie que quiera participar de esta JMJ se quede sin asistir.

Documental online sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud


Cada vez está más cerca la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011. Por eso muchos de nosotros iremos "haciendo hueco" en nuestras clases para dar a conocer la identidad e historia de este importante acontecimiento eclesial y juvenil.


Un nuevo recurso para este objetivo puede ser un documental editado por Net for God (una red internacional de oración y formación cristiana por la paz y la unidad entre las Iglesias y los países) bajo el título "La fuerza del Evangelio". Recoge imágenes históricas de estos encuentros, testimonios de algunos de sus participantes y muestra los preparativos de la JMJ de Madrid en el "corazón" del comité preparador. El documental se puede ver online en 21 idiomas distintos. Se puede acceder al mismo, pinchando sobre la imagen:

Vía Zenit

La contribución de la clase de religión



Antoni Gaudí escribió que «la religión es la cosa más elevada en el hombre». La clase de religión en la escuela, contribuye de manera excelente a la humanización de nuestros niños y jóvenes y a proporcionarles auténticos valores, virtudes evangélicas y a abrirles también a la dimensión trascendente.
Benedicto XVI nos señalaba, en la Sagrada Familia, que una gran tarea a realizar era «mostrar a todos que Dios es Dios de paz y no de violencia, de libertad y no de coacción, de concordia y no de discordia». Este es el camino que nuestros maestros y profesores de religión proponen a sus alumnos.
Ms. Jaume Pujol Balcells


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Ecclesia Digital

Anécdota: ¿Qué hace un microondas en una iglesia?



Durante una excursión de clase, un grupo de alumnos entró en una iglesia para visitarla. Al pasar frente a la zona más adornada e iluminada del templo -era el altar, pero eso algunos no lo sabían- uno de los niños hizo un descubrimiento que le llenó de extrañeza. Se acercó a su maestro y señaló una especie de caja. «¿Qué hace un microondas ahí?», preguntó con los ojos fijos en el sagrario.
Anécdota publicada en
Diario Vasco


Si la educación obligatoria tiene como objetivo dotar de unos conocimientos y destrezas básicas para interpretar la realidad que rodea al alumno, ¿por qué dejar al margen una dimensión, como es la religiosa? La clase de religión puede ayudar a evitar estas "confusiones" que, por cierto, todo apunta a que cada día serán más frecuentes.

HOMILIA DOMINGO IV DEL TIEMPO ORDINARIO. 13 Febrero 2011


El Presbítero Padre Carmelo Hernández, nos Reencanta cada Domingo, con las homilias - Desde Tenerife España.


En camino hacia la plenitud del mandamiento del Señor


Eclesiastico, 15, 16-21; Sal. 118; 1Cor. 2, 6-10; Mt. 5, 17-37


‘Dichoso el que camina en la voluntad del Señor, con vida intachable, guardando los mandamientos del Señor, buscándolo de todo corazón’.

Así rezábamos en el salmo. Es nuesra oración. Creo que ese es nuestro deseo, buscar de todo corazón al Señor, caminar buscando siempre su voluntad. Jesús nos habla hoy de plenitud en el cumplimiento de la ley del Señor. Quienes escuchábamos llenos de esperanza el mensaje de las bienaventuranzas, sentíamos que por eso mismo teníamos que ser luz y sal en medio de nuestro mundo, con el resplandor y el sentido nuevo de nuestra vida. Se puede pensar a veces en revoluciones que todo lo cambien poco menos que queriendo partir en todo de cero. Decimos Jesús es un revolucionario. Muchas veces escuchamos ese sentir.

Jesús es cierto que viene a hacer un mundo nuevo, el Reino de Dios que el anuncia desde el principio, pero al mismo tiempo que nos enseña actitudes nuevas que todo tienen que transformarlo, sin embargo nos dice que El no ha venido a abolir la ley sino a dar plenitud. ‘No creáis que he venido a abolir la ley los y los profetas; no he venido a abolir sino a dar plenitud’. Era la ley del Señor que en el Sinaí a través de Moisés se les había dado de parte de Dios con el que habían hecho Alianza; aquellos profetas eran los enviados de Dios precisamente para mantener el espíritu de la Alianza y fueran capaces de irla renovando en sus corazones.

¿Vendría Jesús a abolir todo eso? No tendría sentido, porque era la ley del Señor. Pero esos mandamientos del Señor con tantas interpretaciones y añadidos quizá había perdido se hondo sentido o algunos quizá sólo se quedaran en la letra. Jesús viene a dar plenitud. Jesús viene a darle hondo sentido. Jesús quiere que no nos quedemos raquiticamente en la letra sino que vayamos más allá para que en verdad envolvamos toda nuestra vida de ese sentido de Dios. Por eso nos dice, ‘si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos’. No nos podemos quedar en ritualismos o en literalidades olvidando lo que viene a ser más importante.

Jesús irá desgrando a través de todo el sermón del monte todo ese sentido nuevo, toda esa plenitud con que hemos de vivir la voluntad del Señor. No se trata ya solamente de no matar o no cometer adulterio, de no jurar en falso o de cumplir los votos hechos al Señor. Es algo más hondo, más profundo; algo que tendrá que envolver con un sentido nuevo toda la vida, todas las actitudes, todo lo que vayamos haciendo. ‘Se os dijo… pero yo os digo…’ nos irá repitiendo, para que no nos quedemos en raquitismos, en lineas que pongan límites a ver por lo más bajo posible, sino que sepamos mirar hacia arriba para buscar siempre lo más alto, lo más grande, lo mejor, la plenitud.Son las actitudes nuevas del amor que tendrán que reflejarse en mil detalles pequeños; será la mirada limpia que supera el buscarse a si mismo, para buscar siempre lo que sea vida, donde brillará siempre el respeto y la valoración del otro por encima de cualquier pasión egoísta; será la búsqueda en todo momento de reconciliación y reencuentro y será el evitar el más pequeño detalle que pueda hacer daño bien a nosotros mismos o bien a los demás; será la autenticidad y la verdad de la vida en la que no hay engaño y que no necesita de apoyos como muletas para ser creídos o aceptados porque la verdad y la autenticidad brillarán por sí mismas.

Es una nueva sabiduría la que nos está enseñando Jesús. Una nueva sabiduría que nos enseña a saborear de modo nuevo nuestra relación con Dios, pero una nueva sabiduría que nos llevará a ese saber entenderse para vivir una comunión nueva de amor con los que nos rodean. San Pablo la llama ‘sabiduría que no es de este mundo’, pero que sin embargo está impresa en lo más hondo de nuestros corazones ‘desde antes de los siglos’, pero que quizá habíamos oscurecidos desde nuestros intereses egoístas o pasionales, y que Jesús y su Espíritu han venido a hacer brillar de modo nuevo en nuestra vida. ‘Dios nos lo ha revelado por el Espíritu’, termina diciéndonos san Pablo.

Son hermosos los detalles, incluso de las cosas pequeñas, con los que nos va señalando Jesús esa plenitud que le hemos de dar al cumplimiento de la ley del Señor. Detalles en la paz que hemos de buscar en todo momento, de manera que nos dirá que esa paz nacida del perdón y de la reconciliación tienen que preceder incluso al culto y la ofrenda que queramos presentarle al Señor. ‘Si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda sobre el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda’.


No podrán haber palabras hirientes en nuestros labios y si en algun momento surgió algo entre nosotros hemos de procurar arreglarlo antes de que se pueda llegar a mayores cosas como consecuencia de ese espiritual de violencia en la que somos tan fáciles en entrar. ‘Si uno llama a su hermano imbécil, tendrá que comparecer ante el tribunal, y si lo llama renegado, merece la condena… con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida…’ Ya sabemos lo que nos pasa en situaciones así; ninguno queremos callar ni quedar por debajo del otro, y a una palabra fuerte surgirá otra más fuerte y asi ya sabemos cómo vamos a terminar. Pero en los hijos del Reino no podrá ser así; los que viven el espíritu de las bienaventuranzas han de tener otro estilo para poder ser merecedores del Reino de los cielos.Hay algo en cierto modo fuerte que nos dice Jesús hoy. Es la lucha que hemos de hacer contra el pecado y la tentación, contra todo aquello que pudiera ser ocasión o motivo de pecado para nosotros. Tenemos que arrancarlo de nuestra vida. No podemos andar con componendas con la tentación o las cosas que pudieran volverse pecaminosas en nuestra vida.


‘Si tu ojo te hacer caer… si tu mano te hace caer… arráncalo… córtala… que es mejor entrar tuerto o manco en el reino de los cielos que con los dos ojos o los dos brazos’. Es la radicalidad con la que tenemos que luchar contra el pecado. Son las actitudes nuevas que hemos de poner en nuestra vida y los actos buenos en los que han de reflejarse. Son los vicios que tenemos que arrancar y las virtudes en las que hemos de brillar.No es necesario que sigamos entrando en más detalles en nuestra reflexión. Quizá lo que necesitamos es volver a leer el Evangelio para seguirlo rumiando en nuestro corazón. Una cosa, cuando nos dispongamos a leer y meditar el evangelio hagámoslo con fe; primero que nada hagamos una profesión de fe en que es la Palabra del Señor la que vamos a escuchar, y al mismo tiempo invoquemos al Espíritu Santo para que nos ilumine, para que allá en nuestro interior podamos ir descubriendo todo eso que nos quiere decir el Señor y nos lo ayude a comprender y a aplicar de forma concreta a nuestra vida.


‘Que busquemos siempre las fuentes de donde brota la vida verdadera’, vamos a pedir en las oraciones de la liturgia. Esas fuentes de gracia las tenemos en el Señor, en su Palabra, en los Sacramentos. Acudamos a beber el agua viva que nos da la vida verdadera. Nos sentiremos en verdad renovados en el Señor.