lunes, 25 de abril de 2011

MEDITACIÓN DEL VÍA CRUCIS. JUAN PABLO II.



La Cruz, respuesta al desgarrador grito de dolor del planeta; según el Papa
La meditación del final del Vía Crucis que no pronunció.
CIUDAD DEL VATICANO, 18 abril 2003









Publicamos las palabras que Juan Pablo II había preparado para el Vía Crucis de este Viernes Santo en el Coloseo, pero que no pronunció, pues prefirió ofrecer una meditación improvisada sobre la Cruz de Cristo, salvación para el mundo. Para los archivos de la Santa Sede, el texto preparado, es considerado como el texto leído.
1. «Adoramus Te, Christe, et benedicimus Tibi, quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum» (Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues con tu santa Cruz redimiste al mundo»).



¡Con tu Cruz! En cada estación del Via Crucis hemos cantado esta invocación que no sólo expresa el sentido del Viernes Santo, sino también el misterio mismo de nuestra salvación. Con la Cruz, Jesús nos ha arrancado del poder de la muerte y del pecado; con la Cruz nos ha redimido y ha vuelto a abrirnos las puertas de la dicha eterna. Al final de este día de penitencia y de oración, nos quedamos en silenciosa contemplación de Dios que ha sacrificado a su Hijo, su único Hijo, por la salvación del mundo.



El Via Crucis nos ha hecho revivir la pasión de Cristo, pasión que misteriosamente continúa en nuestro tiempo y hasta el final de los tiempos.






2. ¡Cuántos hermanos y hermanas nuestros están reviviendo en su carne el drama del Calvario! ¡Qué numerosos son los "vías crucis" olvidados! Pienso en las trágicas imágenes de violencia, de guerras y de conflictos, que diariamente nos llegan desde tantos lugares; en la angustia y el dolor de individuos y de pueblos de todo continente; en la muerte por hambre y por privaciones de miles de adultos y de niños inocentes; afrenta de la dignidad humana, perpetrada por desgracias en ocasiones en nombre de Dios.¿Podemos quedar indiferentes ante este desgarrador grito de dolor que se eleva desde tantas partes del planeta?.






3. Con tu Cruz redimiste al mundo. Cuando los seres humanos callan impotentes ante estas inquietantes preguntas, la respuesta es ofrecida por la fe.



Es una respuesta presente en el mismo acontecimiento que hoy conmemoramos: la muerte de Cristo. En efecto, mientras la noche es todavía oscura, se entrevé ya en la aurora del nuevo día, el día de la resurrección. La muerte no tiene la victoria definitiva. La última palabra la tiene Dios, que resucitará al tercer día a su Hijo unigénito, inmolado por nosotros.






4. «Stabat Mater dolorosa iuxta crucem lacrimosa». A los pies de la Cruz estabas tú, Madre dolorosa, esperanza y apoyo de todos los hombres peregrinos sobre la tierra. También bajo la Cruz experimentaste el silencio y el abandono, pero tu fe no vaciló.



Virgen fiel, ayúdanos a permanecer en contemplación orante del misterio que hoy conmemoramos.



Ayúdanos a abrazar con amor a Cristo crucificado, el tesoro más precioso que el Omnipotente nos ha dado. «Adoramus Te, Christe, et benedicimus Tibi, quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum». Tu Cruz, Cristo, es nuestra salvación.






[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

EL VÍA CRUCIS MONUMENTAL. ESTARA EN CHILE EL AÑO 2012. EN LA CRUZ DEL TERCER MILENIO COQUIMBO



El Vía Crucis Más Grande Del Mundo
ROMA, domingo 17 de abril de 2011 (
ZENIT.org).-






El via crucis de bronce más grande del mundo se encuentra expuesto en Roma en la ‘Via della Conciliazione’, la avenida que lleva desde ‘Castel Sant’Angelo’ hasta la basílica de San Pedro.
Son 49 estatuas expuestas en 14 estaciones, con grupos no superiores a cuatro personajes de tamaño levemente mayor que el natural.




Quien encargó la obra aquí en Italia es la municipalidad de la ciudad chilena de Coquimbo y antes de llevársela la ha prestado a Roma para exponerla durante el período de cuaresma y pascua.
Los dos artistas que le dieron expresión a las estatuas son los italianos Pasquale Nava y Giuseppe Allamprese, quienes iniciaron con los esbozos de las figuras para pasar a la escultura en arcilla, respetando la descripción de la Pasión indicada en los evangelios.
De hecho, más allá de ser una obra de bronce única por sus proporciones, lo que impresiona es la expresividad de los rostros y gestos, los cuales tocan el corazón de los pasantes.
Pero no menos increíble es la idea que un proyecto con un costo superior a los 800 mil euros --según medios locales-- no haya nacido en una rica capital de Occidente sino en el municipio de la ciudad portuaria de Coquimbo.
Allí el via crucis será puesto en el cerro El Vigía, apiñado de casas precarias y en donde se levanta ‘la Cruz del Tercer Milenio’.
De hecho, Coquimbo con esta cruz de 93 metros de altura realizada con motivo del Jubileo del 2000, había llamado la atención. El proyecto había sido presentado a Juan Pablo II el año anterior por el alcalde de dicha ciudad.
Antes de comisionar en Italia la realización del via crucis, en Coquimbo se realizó una consulta popular que obtuvo el consenso del 60 por ciento de la poblaciones y la participación de las fuerzas vivas como las organizaciones sociales y juntas vecinales.
“Lo ha encargado la municipalidad de la ciudad de Coquimbo con la colaboración de la Fundación Cruz del III milenio” explicó a Zenit el portavoz de la Domus Dei, Mariella Valdiserri, recordando que “ellos siguieron paso a paso la realización de la obra, desde los primeros esbozos dibujados en el 2002 hasta la conclusión de la misma”.
“Los bocetos del via crucis fueron aprobados personalmente por el cardenal Jorge Medina, entonces prefecto de la Congregación del Culto Divino y de la Disciplina de los Sacramentos” añadió el padre Ramón Bravo, un sacerdote que está concluyendo la tesis doctoral en Roma, que fue el consultor para la municipalidad de Coquimbo cuando se realizó la Cruz del Tercer Milenio y ahora tuvo un rol fundamental en la coordinación de la obra.
Las primeras estatuas fueron fundidas en el 2006 y ahora se llega a la conclusión de la obra con las últimas estatuas de la XV estación, las cuales están siendo terminadas. En total las 33 toneladas de bronce serán 53 estatuas de las cuales la del Cristo Resucitado ya está en Chile.
“Además de los artistas --explicó Valdiserri-- hay una serie de fases para lograr a realizare las estatuas de bronce con el sistema llamado a la cera perdida: modelado, cera, fusión, terminado, pátina, una serie de operaciones realizadas por los técnicos de la Domus Dei”. Las estatuas originales en creta al realizar el primer molde se pierden irremediablemente, por lo tanto cada obra es única.
El via crucis fue presentado el 9 de marzo en la Radio Vaticano por el alcalde Roma Gianni Alemanno y su colega chileno Oscar Pereira Tapia, y contó con la presencia de los cardenales Dario Castrillón Hoyos y Velacio De Paoli.
La exposición del via crucis en cambio fue abierta el 13 de marzo por el cardenal Francesco Monterici, archiprete de la basílica de San Paolo con la presencia del embajador de Chile ante la Santa Sede, Fernando Zegers Santa Cruz, del alcalde de Coquimbo, del diputado Pedro Velásquez y de otras autoridades.
La obra estará en Roma hasta el 29 de abril cuando será embarcada en Livorno hacia Chile, donde se inaugurará el via crucis en el 2012.
“Es un recorrido preparatorio en el tiempo de cuaresma antes de llegar al Vaticano, el corazón de la cristiandad” indicó Rosa Scanella, la portavoz de la empresa Domus Dei, que realizó la obra maestra.
Dicha sociedad que pertenece a la congregación de las Pías Discipulas del Divino Maestro, un ramo de las Paulinas.
“Déjenlo aquí en Roma, pide mucha gente” explica Scannella, precisando que “es un deseo reiterado por muchas personas a quienes atienden nuestro stand situado cerca de la via sacra, cuando saben que dejará la Ciudad Eterna para ir a Chile”.

REMEMORANZAS DEL VIERNES SANTO 2011. CIUDAD DEL VATICANO



Benedicto XVI revive en el Coliseo el drama de Jesús
En el tradicional Vía Crucis del Viernes Santo
ROMA, viernes, 22 abril 2011 (
ZENIT.org).-






Benedicto XVI revivió junto a decenas de miles de peregrinos el drama de la muerte de Jesús, en el Coliseo romano, durante la noche del Viernes Santo.




Al final del acto de piedad cristiana, desde la colina del Palatino, el pontífice invitó a los fieles que recorrieron en una noche de clima agradable las catorce estaciones de la pasión y muerte de Cristo a sumirse "en el silencio de la muerte" "del Hombre rechazado, oprimido y aplastado".
De este modo, los fieles que llevaban en su mano una vela encendida que iluminaba este lugar de suplicio en la Roma imperial, revivieron, por invitación del obispo de la ciudad eterna, "el drama de Jesús, cargado del dolor, del mal y del pecado del hombre".
El papa dirigió sus palabras con voz clara después de una larga jornada de oración, en la que horas antes había presidido la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
"La Cruz no es el signo de la victoria de la muerte, del pecado y del mal, sino el signo luminoso del amor, más aún, de la inmensidad del amor de Dios, de aquello que jamás habríamos podido pedir, imaginar o esperar", aseguró.
El Via Crucis de este año tuvo por novedad a dos niños, hermanos, que leyeron en italiano la descripción de las catorce estaciones: Diletta de 10 años, y Michele de 12.
La cruz fue llevada en sucesivas estaciones por el obispo vicario del papa para la diócesis de Roma, el cardenal Agostino Vallini, una familia romana con cinco hijos (trillizos y gemelos), una familia de Etiopía, dos monjas agustinas, un franciscano de Egipto y una joven de ese mismo país, un enfermo en silla de ruedas empujado por un voluntario, y dos frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. Benedicto XVI presidió el rito de rodillas frente al Coliseo. Las estaciones del Vía Crucis avanzaron por el interior del Coliseo --el famoso anfiteatro Flavio--, continuaron por delante del Arco de Trajano y concluyeron en el Palatino.
Por primera vez en el este pontificado, las meditaciones que comentaron las estaciones fueron escritas por una mujer, sor Maria Rita Piccione, madre agustina (
http://www.zenit.org/article-39026?l=spanish).
Y una mujer, también religiosa agustina, sor Elena Manganelli, es la artista que ha creado las imágenes que ilustraron estas estaciones tanto en televisión como en el librito que se repartió entre los peregrinos con los textos.

MENSAJE DE MONSEÑOR RICARDO EZZATI. EN TIEMPO DE RESURRECCIÓN 2011



Monseñor Ricardo Ezzati presidió una solemne eucaristía en la Catedral al mediodía de este Domingo de Pascua. Previamente, visitó a niños enfermos del Hospital Roberto del Río.









Un hermoso día otoñal acompañó a los cientos de fieles que llegaron hasta la Catedral Metropolitana para celebrar la Resurrección de Jesucristo, este domingo 24 de abril. La eucaristía del mediodía fue presidida por Monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, y concelebrada por Monseñor Fernando Ramos, rector del seminario Pontificio Mayor, por Monseñor Juan Suárez, deán del Cabildo Metropolitano, entre otros sacerdotes.






Familias completas llegaron hasta el templo ubicado en el centro de la ciudad, especialmente mamás y papás con sus hijos pequeños y adolescentes. Muchos de ellos portando sus huevos y conejos de chocolate, celebrando así a Cristo Resucitado. Los cantos y la animación de la Misa estuvieron a cargo de jóvenes seminaristas.El triunfo de la vida“¡Feliz Pascua de Resurrección! Qué el Señor Resucitado llene la vida y el corazón de cada uno de ustedes abundantemente, de su paz, de su consuelo, de su gozo”. Fue el saludo inicial que Monseñor Ezzati dirigió a los fieles durante su homilía. “La resurrección del Señor es el acontecimiento más grande la historia. El acontecimiento que ha cambiado la historia del mundo.






En Jesucristo resucitado Dios Padre ha cumplido la promesa de que el hombre y la mujer ya no quedan solos y abandonados en el camino de la vida, sino que están en compañía de Cristo Resucitado”, señaló Monseñor Ezzati.“La Pascua del Señor, su resurrección, constituye la vida plena de cada uno de nosotros. Ya no hay espacio para el dolor, para la desesperanza porque el Señor se ha hecho presente en nuestra vida, en la vida de cada uno”, agregó. “Celebrar la Pascua del Señor es celebrar el amor infinito que el Señor nos tiene. Jesucristo ha cumplido el proyecto del Padre, que es un proyecto fecundo, de frutos abundantes. Por su resurrección, el Señor ha vencido la muerte y al pecado”, indicó Mons. Ezzati.“Nuestra fe-añadió- se funda en este acontecimiento del amor de Dios. Si Cristo no hubiera resucitado nuestra fe, nos recuerda San Pablo, estaría vacía de contenido. Somos cristianos porque tenemos la gracia de encontrarnos con el Señor resucitado”.






En este sentido, el Arzobispo de Santiago invitó a los fieles a transformarse en testigos y anunciadores de la resurrección de Jesucristo en el mundo que nos rodea, porque en Él encontraremos la verdadera vida. “Los cristianos estamos llamados a vivir el testimonio de una fe profunda y verdadera y estamos llamados a proclamar la verdad de Cristo resucitado” Escuchar el clamor de los que sufrenLuego de que un grupo de personas intentarán interrumpir la Santa Misa con gritos alusivos a la huelga de hambre que mantienen comuneros mapuches, Monseñor Ezzati en un tono sereno dijo que esta manifestación "es una expresión de lo que es el dolor humano o de lo que es una incomprensión que mucha gente puede sentir como sufrimiento.






Más que interrupción, yo lo interpreto como un clamor que se eleva hacia el Señor, y que realmente nosotros vivamos la Pascua también tendiendo la mano a quienes sufren". Visita a niños enfermosPrevio a la Misa de Domingo de Resurrección, Monseñor Ezzati visitó a niños enfermos internados en el Hospital Roberto del Río, en la comuna de Independencia, llevándoles una palabra de esperanza y alentándolos a tener fe en Jesús Resucitado. El Arzobispo de Santiago compartió con los niños y sus familias internados en las secciones de oncología, UCI, UTI, entre otras.






Les regaló la Biblia del niño. La visita fue acompañada por alegres cantos de un grupo de estudiantes de la pastoral de ENAC de Cáritas Chile. También, Monseñor Ezzati tuvo palabras de gratitud para el personal médico y de auxiliares que trabajan en dicho recinto.Fuente: DOP Santiago -












Santiago, 24/04/2011
Galerías Fotográficas - Domingo de Resurrección 2011

Mensaje de Benedicto XVI Pascua 2011 y bendición Urbi et Orbi


“En Tu Resurrección, Señor, Se Alegren Los Cielos y la Tierra”.


Mensaje de Pascua de Benedicto XVI
“En Tu Resurrección, Señor, Se Alegren Los Cielos y la Tierra”.




CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 24 abril 2011 (
ZENIT.org).-






Publicamos el mensaje de Pascua que Benedicto XVI dirigió desde el balcón central de la Basílica de San Pedro del Vaticano a mediodía del Domingo de Resurrección.

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In resurrectione tua, Christe, coeli et terra laetentur. En tu resurrección, Señor, se alegren los cielos y la tierra (Lit. Hor.)




Queridos hermanos y hermanas de Roma y de todo el mundo:
La mañana de Pascua nos ha traído el anuncio antiguo y siempre nuevo: ¡Cristo ha resucitado! El eco de este acontecimiento, que surgió en Jerusalén hace veinte siglos, continúa resonando en la Iglesia, que lleva en el corazón la fe vibrante de María, la Madre de Jesús, la fe de la Magdalena y las otras mujeres que fueron las primeras en ver el sepulcro vacío, la fe de Pedro y de los otros Apóstoles.
Hasta hoy -incluso en nuestra era de comunicaciones supertecnológicas- la fe de los cristianos se basa en aquel anuncio, en el testimonio de aquellas hermanas y hermanos que vieron primero la losa removida y el sepulcro vacío, después a los mensajeros misteriosos que atestiguaban que Jesús, el Crucificado, había resucitado; y luego, a Él mismo, el Maestro y Señor, vivo y tangible, que se aparece a María Magdalena, a los dos discípulos de Emaús y, finalmente, a los once reunidos en el Cenáculo (cf. Mc 16,9-14).
La resurrección de Cristo no es fruto de una especulación, de una experiencia mística. Es un acontecimiento que sobrepasa ciertamente la historia, pero que sucede en un momento preciso de la historia dejando en ella una huella indeleble. La luz que deslumbró a los guardias encargados de vigilar el sepulcro de Jesús ha atravesado el tiempo y el espacio. Es una luz diferente, divina, que ha roto las tinieblas de la muerte y ha traído al mundo el esplendor de Dios, el esplendor de la Verdad y del Bien.
Así como en primavera los rayos del sol hacen brotar y abrir las yemas en las ramas de los árboles, así también la irradiación que surge de la resurrección de Cristo da fuerza y significado a toda esperanza humana, a toda expectativa, deseo, proyecto. Por eso, todo el universo se alegra hoy, al estar incluido en la primavera de la humanidad, que se hace intérprete del callado himno de alabanza de la creación. El aleluya pascual, que resuena en la Iglesia peregrina en el mundo, expresa la exultación silenciosa del universo y, sobre todo, el anhelo de toda alma humana sinceramente abierta a Dios, más aún, agradecida por su infinita bondad, belleza y verdad.
"En tu resurrección, Señor, se alegren los cielos y la tierra". A esta invitación de alabanza que sube hoy del corazón de la Iglesia, los "cielos" responden al completo: La multitud de los ángeles, de los santos y beatos se suman unánimes a nuestro júbilo. En el cielo, todo es paz y regocijo. Pero en la tierra, lamentablemente, no es así. Aquí, en nuestro mundo, el aleluya pascual contrasta todavía con los lamentos y el clamor que provienen de tantas situaciones dolorosas: miseria, hambre, enfermedades, guerras, violencias. Y, sin embargo, Cristo ha muerto y resucitado precisamente por esto. Ha muerto a causa de nuestros pecados de hoy, y ha resucitado también para redimir nuestra historia de hoy. Por eso, mi mensaje quiere llegar a todos y, como anuncio profético, especialmente a los pueblos y las comunidades que están sufriendo un tiempo de pasión, para que Cristo resucitado les abra el camino de la libertad, la justicia y la paz.
Que pueda alegrarse la Tierra que fue la primera en quedar inundada por la luz del Resucitado. Que el fulgor de Cristo llegue también a los pueblos de Oriente Medio, para que la luz de la paz y de la dignidad humana venza a las tinieblas de la división, del odio y la violencia. Que, en Libia, la diplomacia y el diálogo ocupen el lugar de las armas y, en la actual situación de conflicto, se favorezca el acceso a las ayudas humanitarias a cuantos sufren las consecuencias de la contienda. Que, en los Países de África septentrional y de Oriente Medio, todos los ciudadanos, y particularmente los jóvenes, se esfuercen en promover el bien común y construir una sociedad en la que la pobreza sea derrotada y toda decisión política se inspire en el respeto a la persona humana. Que llegue la solidaridad de todos a los numerosos prófugos y refugiados que provienen de diversos países africanos y se han viso obligados a dejar sus afectos más entrañables; que los hombres de buena voluntad se vean iluminados y abran el corazón a la acogida, para que, de manera solidaria y concertada se puedan aliviar las necesidades urgentes de tantos hermanos; y que a todos los que prodigan sus esfuerzos generosos y dan testimonio en este sentido, llegue nuestro aliento y gratitud.
Que se recomponga la convivencia civil entre las poblaciones de Costa de Marfil, donde urge emprender un camino de reconciliación y perdón para curar las profundas heridas provocadas por las recientes violencias. Y que Japón, en estos momentos en que afronta las dramáticas consecuencias del reciente terremoto, encuentre alivio y esperanza, y lo encuentren también aquellos países que en los últimos meses han sido probados por calamidades naturales que han sembrado dolor y angustia.
Se alegren los cielos y la tierra por el testimonio de quienes sufren contrariedades, e incluso persecuciones a causa de la propia fe en el Señor Jesús. Que el anuncio de su resurrección victoriosa les infunda valor y confianza.
Queridos hermanos y hermanas. Cristo resucitado camina delante de nosotros hacia los cielos nuevos y la tierra nueva (cf. Ap 21,1), en la que finalmente viviremos como una sola familia, hijos del mismo Padre. Él está con nosotros hasta el fin de los tiempos. Vayamos tras Él en este mundo lacerado, cantando el Aleluya. En nuestro corazón hay alegría y dolor; en nuestro rostro, sonrisas y lágrimas. Así es nuestra realidad terrena. Pero Cristo ha resucitado, está vivo y camina con nosotros. Por eso cantamos y caminamos, con la mirada puesta en el Cielo, fieles a nuestro compromiso en este mundo.
Feliz Pascua a todos.
[Traducción distribuida por la Santa Sede
©Libreria Editrice Vaticana]

VIERNES SANTO 2011. "El Sentido de la Cruz".



Sólo unas letras para compartir con vosotros una pequeña reflexión del día de hoy.
Este año vivo la Pascua en Madrid. Acostumbrado a salir a celebrar a otros lugares, con mucha gente, se me hace extraño pero, a la vez, creo que le estoy sacando un partido nuevo, unas nuevas experiencias.
Estoy en la Casa de las Hermanas Operarias Parroquiales, que, amablemente, me ceden un espacio para la reflexión de estos días.
Hoy quiero compartir con vosotros una pequeña reflexión, que me surje de la lectura de un texto de Fray Marcos que me ha encantado, pues creo que da con todo el sentido de la Cruz del Viernes Santo.
El título ya lo dice todo: “Se puede salvar el hombre sin Cruz, pero nunca sin Amor”.
En esto días, y más hoy Viernes Santo, podemos caer en la tentación de quedarnos sólo en el sufrimiento de Jesús, en los azotes, en la corona de espinas, en la Cruz… pero no, no son los azotes, ni los clavos, lo que nos salva.
La Pasión no es un mal trago que tuvo que pasar Jesús para alcanzar la Gloria. Tenemos que llegar a descubrir que la gloria de un ser humano, su plenitud, está en hacer presente a Dios en uno mismo, ya sea viviendo o muriendo para los demás.
De tal forma, tanto viviendo, como muriendo por los demás, por el otro, nuestra vida tiene que ser un “darnos”, un Manifestar a Dios dándonos; en definitiva: nuestra vida tiene que ser un “darse”, que no es otra cosa que un signo de Amor.
Dios está sólo donde hay Amor. Si el amor se da en el Gozo, ahí esta Dios. Si el amor se da en el sufrimiento allí está Él también.
Se puede salvar el hombre sin Cruz… pero nunca se podrá salvar sin Amor.
Quizá os venga bien como reflexión para la Adoración de la Cruz de esta noche.
Os dejo también con una canción que, sin lugar a dudas, es el complemento idóneo al texto de Fray Marcos.






Reflexión de Fernando Mosteiros - España en su Blog: