sábado, 30 de abril de 2011

Discurso del cardenal Vallini, vicario de Roma, en la vigilia ante beatificación de Juan Pablo II



Con esta vigilia de oración mariana queremos prepararnos a la celebración de mañana, la solemne beatificación del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II. Seis años después de la muerte de este gran Papa sigue siendo muy fuerte en la Iglesia y en el mundo el recuerdo de quien fue durante 27 años Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal. Sentimos por el amado pontífice veneración, afecto, admiración y profunda gratitud.
De su vida, aprendemos, en primer lugar, el testimonio de la fe: una fe arraigada y fuerte, libre de miedos y de compromisos, coherente hasta el último aliento, forjada por las pruebas, la fatiga y la enfermedad, cuya benéfica influencia se ha difundido en toda la Iglesia, más aún, en todo el mundo; un testimonio acogido en todos los lugares, en sus viajes apostólicos, por millones de hombres y mujeres de todas las razas y culturas.Vivió para Dios, se entregó por completo a Él para servir a la Iglesia como una ofrenda sacrificial. Solía repetir esta invocación: “Jesús, Pontífice, que te entregaste a Dios como ofrenda y víctima, ten misericordia de nosotros”. Era su gran deseo ser cada vez más una sola cosa con Cristo Sacerdote mediante el sacrificio eucarístico, que le daba fuerza y ​​ valor para su incansable actividad apostólica. Cristo era el principio, el centro y la cima de cada uno de sus días. Cristo era el sentido y la finalidad de su acción; de Cristo sacaba energías y plenitud de humanidad. Así se explica la necesidad y el deseo que tenía de rezar: todos los días dedicaba largas horas a la oración, y su trabajo estaba imbuido y atravesado por la oración.Gracias a esa fe, vivida hasta lo más profundo de su ser, comprendemos el misterio del sufrimiento, que lo marcó desde joven y lo purificó como el oro se prueba con el fuego (cf. 1 P 1, 7). Todos estábamos admirados por la docilidad de espíritu con que afrontó la peregrinación de la enfermedad, hasta la agonía y la muerte.Testigo de la época trágica de las grandes ideologías, de los regímenes totalitarios y de su ocaso, Juan Pablo II intuyó con antelación el trabajoso pasaje, marcado por tensiones y contradicciones, de la época moderna hacia una nueva fase de la historia, mostrando una atención constante para que su protagonista fuese la persona humana. Del hombre fue defensor firme y creíble ante los Estados e Instituciones internacionales que lo respetaban y le rendían homenaje reconociéndolo como mensajero de justicia y paz. Con la mirada fija en Cristo, Redentor del hombre, ha creido en el hombre y le ha mostrado apertura, confianza, cercanía. Ha amado al hombre y le ha impulsado a desarrollar dentro de sí el potencial de la fe para vivir como una persona libre y cooperar en la realización de una humanidad más justa y solidaria, como operador de paz y constructor de esperanza. Convencido de que sólo la experiencia espiritual puede colmar al hombre, decía: “el destino de cada hombre y de los pueblos están ligados a Cristo, único liberador y salvador”.En su primera encíclica escribió: “El hombre no puede vivir sin amor… Su vida está privada de sentido si no se le revela el amor… Cristo Redentor… revela plenamente el hombre al mismo hombre…”. Y la palabra vibrante con la que comenzó su pontificado: “¡No tengáis miedo! ¡Abrid de par en par las puertas a Cristo! ... Cristo conoce lo que hay dentro del hombre. ¡Sólo El lo conoce!” demuestra que para él el amor de Dios es inseparable del amor por el hombre y por su salvación.
En su extraordinario impulso de amor por la humanidad, ha amado, con un amor tierno, a todos los “heridos por la vida” - como llamaba a los pobres, enfermos, los sin nombre, los excluidos a priori-, pero con un amor muy singular ha amado a la gente joven. Las convocaciones de las Jornadas Mundiales de la Juventud tenían como fin que los jóvenes fueran protagonistas de su futuro, convirtiéndose en constructores de la historia. Los jóvenes –decía-, son la riqueza de la Iglesia y de la sociedad. Y les invitaba a prepararse para las grandes decisiones, a mirar hacia adelante con confianza, confiando en las propias capacidades y siguiendo a Cristo y el Evangelio.Queridos hermanos y hermanas, todos conocemos la singular devoción de Juan Pablo II a la Virgen. El lema del escudo de su pontificado, Totus tuus, resume su vida totalmente orientada a Cristo por medio de María: “ad Iesum de Mariam”. Como el discípulo Juan, el “discípulo amado”, bajo la cruz, a la hora de la muerte del Redentor, acogió a María en su casa (Jn 19: 26-27), Juan Pablo II quiso a María místicamente siempre a su lado, haciéndola partícipe de su vida y de su ministerio y se sintió acogido y amado por Ella.El recuerdo del amado Pontífice, profeta de esperanza, no debe significar para nosotros un regreso al pasado, sino que aprovechando su patrimonio humano y espiritual, sea un impulso para mirar hacia adelante. Resuenan en nuestro corazón esta noche las palabras que escribió en su Carta apostólica “Novo millennio ineunte”, al final del Gran Jubileo del Año 2000: “¡Caminemos con esperanza! Un nuevo milenio se abre ante la Iglesia como un océano inmenso en el cual hay que aventurarse, contando con la ayuda de Cristo. El Hijo de Dios, … realiza también hoy su obra. Hemos de aguzar la vista para verla y, sobre todo, tener un gran corazón para convertirnos nosotros mismos en sus instrumentos”.La Virgen María, Madre de la Iglesia, que ahora invocamos con la oración del Rosario, que tanto le gustaba a Juan Pablo II, nos ayude a ser en todas las circunstancias, testigos de Cristo y anunciadores del amor de Dios en el mundo. Amén.

VIGILIA DE ESPERA EN CIRCO MAXIMO DE ROMA. TESTIMONIOS



01 de mayo, 2011. (Romereports.com)






La ciudad de Roma revivió, unas pocas horas antes de la beatificación de Juan Pablo II, algunos de los momentos más importantes de su vida. El Circo Massimo, lugar donde murieron muchos cristianos en la época romana, se llenó de personas que desafiaron a la lluvia para recordar al papa polaco. Los momentos más emotivos llegaron de la mano de tres testimonios. El primero en hablar fue el ex director de la Oficina de Prensa de la santa Sede, que pasó muchas horas junto al Papa y le acompañó en sus últimos momentos.Joaquín Navarro Valls Ex director, Oficina de prensa de la Santa Sede"Sor Marie Simon Pierre no conoció personalmente a Juan Pablo II, pero él le cambió la vida.



Se curó repentinamente de Parkinson gracias a la intercesión del Papa". Marie-Simon PierreCurada por Juan Pablo II“Estoy impresionada de que mi experiencia participe en la beatificación de Juan Pablo II y de poder da mi testimonio aquí hoy, ante todos vosotros”.



Por último habló, emocionado, el que fue secretario personal del Papa durante todo su pontificado. El cardenal Stanislaw lo acompañó en sus 104 viajes internacionales y le sostuvo tras el atentado. Benedicto XVI le nombró arzobispo de Cracovia y se encargó del proceso de beatificación de su amigo y compañero.Card. Stanislaw DziwiszExsecretario de Juan Pablo II“Al principio todos decían: es un papa polaco.



Poco a poco han empezado a llamarlo “nuestro Papa”. Desde mañana todo el mundo, cristianos y no cristianos, porque él era amigo de todos, ha superado todas las fronteras, no sólo el Muro de Berlín, sino todas las fronteras, desde mañana lo llamarán Beato Juan Pablo II”.Este encuentro terminó con el rezo del rosario a través de los misterios luminosos que Juan Pablo II incluyó en 2002. Con ellos el Papa quería repasar la vida de Jesús con los ojos de María. Durante el rezo se conectó en directo con santuarios de Cracovia, Tanzania, Líbano, Mexico y Fátima, visitados por el Papa.



Antes de finalizar este encuentro, Benedicto XVI quiso hacerse presente a través de una pantalla. Un encuentro muy emotivo que preparó a los cientos de personas de todo el planeta que han ido hasta Roma para vivir de cerca la beatificación de Juan Pablo II

viernes, 29 de abril de 2011

Música cristiana - ALELUYA DE LA TIERRA (cover acústico)



Primavera Transfigurista, les Desea a Todos sus Lectores una Muy Feliz Pascua de Resurrección 2011. Que este Tiempo Pascual este Matizado de Grandes Bendiciones

jueves, 28 de abril de 2011

JUAN PABLO II. EN FACEBOOK




La página de Facebook creada por el Vaticano para la beatificación del Siervo de Dios Juan Pablo II ha resultado ser un éxito al alcanzar en pocas semanas los seis millones de visitas y los más de 42 mil seguidores.
John Paul II (the Vatican page) se encuentra en
www.facebook.com/vatican.johnpaul2 y fue creada por Radio Vaticana y el Centro Televisivo Vaticano, para difundir a través de internet numerosos archivos de sonido y de video grabados durante el pontificado de Juan Pablo II (1978-2005).
Ambas entidades crearon también el canal Youtube.com/GiovanniPaoloII para alojar decenas de videos. El canal cuenta con casi 70 mil visitas y más de 185 mil reproducciones.
El video más visto es el que presenta a Juan Pablo II cantando en español "Pescador de los Hombres", filmado en su visita a El Salvador en el año 1983.
El director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, expresó al diario italiano Corriere Della Sera su alegría por este éxito, "sabemos que mucha gente está emocionada ante la proximidad de la beatificación de Juan Pablo II, cuántos jóvenes lo conocieron en las Jornadas Mundiales de la Juventud, ahora hemos buscado otro camino para permitir que todos nos familiaricemos a fondo con la figura de Wojtyla, y también a través de imágenes y palabras que fueron muy amadas en su larguísimo pontificado".









Ali Agca nunca pidió perdón a Juan Pablo II, revela ex vocero vaticano.-







Joaquín Navarro Valls, quien por 22 años dirigió la Oficina de Prensa de la Santa Sede, reveló que el turco Mehmet Alí Agca no pidió perdón al Papa Juan Pablo II por intentar asesinarlo a balazos el 13 de mayo de 1981.
“Ninguna palabra de perdón. Estaba (Agca) obsesionado con lo que había leído en los diarios. Sólo le preguntó por el tercer secreto de la Virgen de Fátima”, afirmó Navarro Valls en una entrevista concedida el domingo 24 de abril al programa La Arena de la televisión italiana Rai Uno.
El ex vocero vaticano recordó el encuentro entre el Papa y Agca, ocurrido dos años después del atentado en la prisión italiana de Rebbibia. Según Navarro Valls, Juan Pablo II quedó muy sorprendido por la actitud del turco.
Juan Pablo II fue herido de gravedad por los tiros de Agca y no dudó en hacer público su perdón en varias ocasiones, la primera vez a solo cuatro días del atentado.
Según Navarro Valls, Juan Pablo II quedó muy sorprendido porque durante la visita a Agca lo único que éste le dijo fue: "me tienes que decir cuál es el secreto de la Virgen de Fátima".
Agca tampoco dio una explicación al Papa sobre las razones del atentado.
En el año 2000, Agca admitió ante la prensa que en la visita de Rebbibia preguntó a Juan Pablo II "directamente" por el secreto de Fátima, pero el Papa no le respondió.
"El Papa en aquella ocasión- mantuvo un silencio absoluto, lo que me causó una profunda desilusión, junto a la gran alegría de haberme encontrado con él", dijo.
“Una mano disparó (la de Agca) y otra (la de la Virgen) desvió la bala”, “la Providencia Divina me ha salvado milagrosamente de la muerte, me ha prolongado la vida y en cierto sentido me la ha dado de nuevo”, dijo Juan Pablo II al recuperar la salud.

EL EDICTO.



Roma, Miércoles, 18 de mayo 2005



Causa de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios JUAN PABLO II
(en el siglo Karol Wojtyla) Sumo Pontífice
Edicto
El sábado 2 de abril de 2005, por la tarde, cuando ya se había entrado en el día del Señor, octava de Pascua y domingo de la Misericordia divina, el Señor llamó a sí, desde el palacio apostólico vaticano, al Santo Padre Juan Pablo II. El siervo de Dios, hombre de intensa vida de oración, Pastor incansable de la Iglesia universal y testigo valiente del Evangelio de Cristo, encomen-dándose totalmente a la voluntad de Dios y a la Virgen María, reafirmó en su vasto y rico magisterio el carácter central del Misterio eucarístico en la vida de la Iglesia, indicando a todos los bautizados como primario su compromiso de buscar la santidad, a la que definió "alto grado de la vida cristiana". Habiéndose manifestado de modo clamoroso en el momento de su muerte la fama de santidad, de la que ya gozaba en vida, y habiéndose solicitado formalmente el inicio de la causa de beatificación y canonización del siervo de Dios, al darlo a conocer a la comunidad eclesial, invitamos a todos y cada uno de los fieles a comunicarnos directamente o a enviar al Tribunal diocesano del Vicariato de Roma (plaza S. Giovanni in Laterano, 6 00184 Roma) todas las noticias que, de cualquier manera, puedan pro-porcionar elementos favorables o contrarios a la fama de santidad de dicho siervo de Dios. Además, debiéndose recoger, a tenor de las disposiciones legales, todos los escritos a él atribuidos, ordenamos, con el presente EDICTO, a todos los que posean alguno, que envíen con la debida solicitud al mismo Tribunal cualquier escrito que tenga como autor al siervo de Dios, si no ha sido ya entregado a la Postulación de la causa. Recordamos que con el nombre de escritos no sólo se entienden las obras impresas, que por lo demás ya han sido reunidas, sino también los manuscritos, los diarios, las cartas y cualquier otra escritura privada del siervo de Dios. Los que deseen conservar los originales, pueden presentar una copia debidamente autenticada. Establecemos, por último, que este EDICTO permanezca fijado durante dos meses en las puertas del Vicariato de Roma, así como en las de la Curia de Cracovia, y que sea publicado en la "Revista diocesana" de Roma, y en los diarios "L'Ossservatore Romano" y "Avvenire". Dado en Roma, en la sede del Vicariato, el 18 de mayo de 2005.
Vicario General Camillo Card. Ruini
Notario Giuseppe Gobbi

EL MILAGRO DEL SIERVO DE DIOS JUAN PABLO II. ABRIL 2011



Marie Simon-Pierre.


En junio de 2001, me diagnosticaron la enfermedad de Parkison. La enfermedad había afectado a toda la parte izquierda del cuerpo, creándome graves dificultades, pues soy zurda. Después de tres años, a la fase inicial de la enfermedad, lenta pero progresiva, siguió un agravamiento de los síntomas: acentuación de los temblores, rigidez, dolores, insomnio... Desde el 2 de abril de 2005 empecé a empeorar de semana en semana, desmejoraba de día en día, no era capaz de escribir (repito que soy zurda) y si lo intentaba, lo que escribía era ininteligible. Podía conducir sólo en recorridos breves, porque la pierna izquierda se bloqueaba a veces y la rigidez habría impedido el conducir. Para llevar a cabo mi trabajo, en un hospital, empleaba además más tiempo del normal. Estaba agotada.
Después de saber el diagnóstico, me resultaba difícil ver a Juan Pablo II en la televisión. Me sentía, sin embargo, muy cercana a él en la oración y sabía que él podía entender lo que yo vivía. Admiraba también su fuerza y su valor, que mi estimulaban para no rendirme y para amar este sufrimiento, porque sin amor no tenía sentido todo esto. Puedo decir que era una lucha diaria, pero mi único deseo era vivirla con fe y en la adhesión amorosa a la voluntad del Padre.
En Pascua (2005) deseaba ver a nuestro Santo Padre en la televisión porque sabía, en mi interior, que sería la última vez. Me preparé durante toda la mañana a aquel “encuentro” sabiendo que sería muy difícil para mi, pues me haría ver cómo me encontraría yo de ahí a algún año. Me resultaba aún más duro siendo relativamente joven... Un servicio inesperado, sin embargo, me impidió verlo.
En la tarde del 2 de abril, nos reunimos toda la comunidad para participar en la vigilia de oración en la plaza de San Pedro, retransmitida en directo por la televisión francesa de la diócesis de París (KTO)... todas juntas escuchamos el anuncio del fallecimiento de Juan Pablo II; en ese momento, se me cayó el mundo encima, había perdido al amigo que me entendía y que me daba la fuerza para seguir adelante. En los días siguientes, tenía la sensación de un vacío enorme, pero también la certeza de su presencia viva.
El 13 de mayo, festividad de Nuestra Señora de Fátima, el Papa Benedicto XVI anunciaba la dispensa especial para iniciar la Causa de Beatificación de Juan Pablo II. A partir del día siguiente, las hermanas de todas las comunidades francesas y africanas empiezan a pedir mi curación por intercesión de Juan Pablo II. Rezan incesantemente hasta que les llega la noticia de la curación.
En ese período estaba de vacaciones. El 26 de mayo, terminado el tiempo de descanso, vuelvo totalmente agotada por la enfermedad. “Si crees, verás la gloria de Dios”: esta frase del Evangelio de san Juan me acompañaba desde el 14 de mayo. El 1 de junio ya no podía más, luchaba por mantenerme de pie y caminar. El 2, por la tarde, fui a buscar a mi superiora para pedirle si podía dejar el trabajo. Ella me animó a resistir aún un poco más hasta mi vuelta de Lourdes, en agosto, y añadió: “Juan Pablo II no ha dicho aún su última palabra” (Juan Pablo II estaba seguramente allí, en aquel encuentro que transcurrió sereno y en paz). Después, la madre superiora me dió una pluma y me dijo que escribiera: “Juan Pablo II”. Eran las 5 de la tarde. Con esfuerzo escribí: “Juan Pablo II”. Nos quedamos en silencio ante la letra ilegible... después, la jornada continuó como de costumbre.
Al terminar la oración de la tarde, a las 9 de la noche, pasé por mi despacho antes de ir a mi habitación. Sentía el deseo de coger la pluma y escribir, algo así como si alguien en mi interior me dijese: “Coge la pluma y escribe ”... eran las 9.30-9.45 de la noche. Con gran sorpresa ví que la letra era claramente legible: sin comprender nada, me acosté. Habían pasado exactamente dos meses desde la partida de Juan Pablo II a la Casa del Padre... Me desperté a las 4.30 sorprendida de haber podido dormir y de un salto me levanté de la cama: mi cuerpo ya no estaba insensible, rígido, e interiormente no era la misma.
Después, sentí una llamada interior y el fuerte impulso de ir a rezar ante el Santísimo Sacramento. Bajé al oratorio y recé ante el Santísimo. Experimenté una profunda paz y una sensación de bienestar; una experiencia demasiado grande, un misterio difícil de explicar con palabras.
Después, ante el Santísimo Sacramento, medité sobre los misterios de luz de Juan Pablo II. A las 6 de la mañana, salí para reunirme con las hermanas en la capilla para un rato de oración, al que siguió la celebración eucarística. Tenía que recorrer cerca de 50 metros y en aquel mismo momento me di cuenta de que, mientras caminaba, mi brazo izquierdo se movía, no permanecía inmóvil junto al cuerpo. Sentía también una ligereza y agilidad física que no sentía desde hacía tiempo. Durante la celebración eucarística estaba llena de alegría y de paz; era el 3 de junio, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Al salir de la Santa Misa, estaba segura de mi curación... mi mano no temblaba más. Fui otra vez a escribir y a mediodía dejé de tomar las medicinas.
El 7 de junio, como estaba previsto, fui al neurólogo, mi médico desde hacía cuatro años. También él quedó sorprendido al constatar la desaparación de todos los síntomas de la enfermedad, a pesar de haber interrumpido el tratamiento desde hacía cinco días. El día después, la superiora general confió a todas nuestras comunidades la acción de gracias y toda la congregación comenzó una novena en acción de gracias a Juan Pablo II.Han pasado ya diez meses desde que interrumpí todo tipo de tratamiento. He vuelto a trabajar normalmente, no tengo dificultad para escribir y conduzo también en recorridos largos. Me parece como si hubiese renacido: una vida nueva, porque nada es igual que antes.
Hoy puedo decir que un amigo ha dejado nuestra tierra, pero está ahora mucho más cerca de mi corazón. Ha hecho crecer en mí el deseo de la adoración al Santísimo Sacramento y el amor a la Eucaristía, que ocupan un puesto prioritario en mi vida cotidiana.Lo que el Señor me ha concedido por intercesión de Juan Pablo II es un gran misterio difícil de explicar con palabras, algo muy grande y profundo... pero nada hay imposible para Dios.
Sí, “si crees, verás la gloria de Dios”.


Sor Marie Simon-Pierre

LETRA DEL HIMNO DE LA BEATIFICACIÓN DEL SIERVO DE DIOS JUAN PABLO II. ABRIL 2011




Rit. Aprite le porte a Cristo!Non abbiate paura:spalancate il vostro cuoreall’Amore di Dio.
Testimone di speranzaper chi attende la salvezza, pellegrino per amoresulle strade del mondo. Rit.
Vero padre per i giovaniche inviasti per il mondo, sentinelle del mattino, segno vivo di speranza. Rit.
Testimone della fedeche annunciasti con la vita, saldo e forte nella prova confermasti i tuoi fratelli. Rit.
Insegnasti ad ogni uomola bellezza della vita indicando la famiglia come segno dell'amore. Rit.
Portatore della paceed araldo di giustizia, ti sei fatto tra le genti nunzio di misericordia. Rit.
Nel dolore rivelastila potenza della Croce. Guida sempre i tuoi fratelli sulle strade dell'amore. Rit.
Nella Madre del Signoreci indicasti una guida, nella sua intercessione la potenza della grazia. Rit.
Padre di misericordia,Figlio nostro Redentore, Santo Spirito d'Amore, a te, Trinità, sia gloria. Amen. Rit.
Rit. ¡Abrid, las puerta’s a Cristo,no tengais miedo!Abrid de par en parVuestro corazòn a Dios
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AMPOLLA CON SANGRE DE SS. J.PABLO II. SERA EXPUESTA EN EL VATICANO. Abril 2011




La Oficina de Prensa de la Santa Sede informó esta mañana que los miles de fieles que lleguen al Vaticano este fin de semana para asistir a la ceremonia de beatificación del Papa Juan Pablo II podrán venerar como reliquia del futuro beato una pequeña ampolla de sangre.“La reliquia que será expuesta a la veneración de los fieles, en ocasión de la beatificación del Papa Juan Pablo II, es una pequeña ampolla de sangre, insertada en el precioso relicario que la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice ha hecho preparar” para este momento solemne y entrañable, según sostiene un comunicado de la Oficina.
El texto explica que el personal médico acargo del cuidado del Papa en sus últimos días realizó extracciones de sangre para ponerla a disposición del Centro de Transfusiones del Hospital Bambino Gesú –a cargo del servicio médico papal-, en vista de una eventual transfusión.
Según detalla Radio Vaticana, “sin embargo, no se realizó ninguna transfusión y la sangre extraída quedó conservada en cuatropequeños contenedores. Dos de los cuales quedaron a disposición del secretario particular del Papa Juan Pablo II, Cardenal Dziwisz, y los otros dos han permanecido en el citado hospital, devotamente custodiados por las religiosas de este centro. Precisamente éstos son los que han sido colocados en dos relicarios”.
“Uno será presentado a la veneración de los fieles, en ocasión de la ceremonia de Beatificación, del uno de mayo, y luegose conservará en el ‘Sacrario’, a cargo de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, junto con otras importantes reliquias. El segundo se volverá a entregar al hospital pediátrico romano Bambino Gesú, cuyas religiosas, como se ha dicho, habían custodiado esta preciosa reliquia en estos años. La sangre se encuentra en estado líquido, circunstancia que se explica por la presencia de una sustancia anticoagulante, presente en las probetas en el momento de la extracción”.


DATOS SOBRE LA BEATIFICACIÓN DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II. Abril 2011




El vaticanista italiano del diario La Stampa, Andrea Tornielli, afirma que en el año 2005 el Papa Benedicto XVI consideró, pero finalmente declinó optar por la canonización inmediata de Juan Pablo II.
En un artículo publicado hoy, Tornielli escribe que "el Papa Ratzinger no decidió inmediatamente. Conocía bien a su predecesor y no tenía dudas sobre su santidad personal. Quiso consultar a algunos colaboradores y al final decidió derogar la espera de cinco años (antes de abrir la causa), pero no por ello obviar la beatificación".
El vaticanista comenta además que la sugerencia de la canonización inmediata fue hecha por el Cardenal Stanislaw Dziwisz, actual Arzobispo de Cracovia (Polonia) y quien fuera secretario personal de Juan Pablo II por más de 40 años.
Indica también que la propuesta para no esperar los cinco años, después de la muerte, que indica la norma para abrir una causa, fue hecha por el Cardenal eslovaco Jozef Tomko, amigo personal del Papa Juan Pablo II y Prefecto Emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
En opinión de Tornielli, los cardenales de la curia romana habían acogido el clamor de cientos de miles de fieles que durante los funerales del Papa polaco habían repetido incesantemente: "¡Santo súbito!" (¡Santo ya!)
Tres años antes de estos acontecimientos, en junio de 2003, una discusión similar ocurrió en el Vaticano por el caso de la Madre Teresa de Calcuta. El entonces Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Angelo Sodano, había consultado por escrito a nombre de Juan Pablo II a algunos cardenales de la curia romana para pedirles su opinión en cuanto a la canonización inmediata de la religiosa y proclamarla así santa.
La idea, dice Tornielli, "no le disgustaba al Papa Wojtyla, pero no se concretizó porque él optó por tener en cuenta las objeciones de los colaboradores consultados". Así la Madre Teresa fue beatificada en octubre de ese año y su causa de canonización sigue actualmente su curso.
El Papa Benedicto XVI beatificará al Siervo de Dios Juan Pablo II el domingo 1 de mayo en la Plaza de San Pedro en Roma, un acontecimiento histórico ya que será la primera vez en más de 10 siglos que un Pontífice eleva a los altares a su predecesor inmediato.


lunes, 25 de abril de 2011

MEDITACIÓN DEL VÍA CRUCIS. JUAN PABLO II.



La Cruz, respuesta al desgarrador grito de dolor del planeta; según el Papa
La meditación del final del Vía Crucis que no pronunció.
CIUDAD DEL VATICANO, 18 abril 2003









Publicamos las palabras que Juan Pablo II había preparado para el Vía Crucis de este Viernes Santo en el Coloseo, pero que no pronunció, pues prefirió ofrecer una meditación improvisada sobre la Cruz de Cristo, salvación para el mundo. Para los archivos de la Santa Sede, el texto preparado, es considerado como el texto leído.
1. «Adoramus Te, Christe, et benedicimus Tibi, quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum» (Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, pues con tu santa Cruz redimiste al mundo»).



¡Con tu Cruz! En cada estación del Via Crucis hemos cantado esta invocación que no sólo expresa el sentido del Viernes Santo, sino también el misterio mismo de nuestra salvación. Con la Cruz, Jesús nos ha arrancado del poder de la muerte y del pecado; con la Cruz nos ha redimido y ha vuelto a abrirnos las puertas de la dicha eterna. Al final de este día de penitencia y de oración, nos quedamos en silenciosa contemplación de Dios que ha sacrificado a su Hijo, su único Hijo, por la salvación del mundo.



El Via Crucis nos ha hecho revivir la pasión de Cristo, pasión que misteriosamente continúa en nuestro tiempo y hasta el final de los tiempos.






2. ¡Cuántos hermanos y hermanas nuestros están reviviendo en su carne el drama del Calvario! ¡Qué numerosos son los "vías crucis" olvidados! Pienso en las trágicas imágenes de violencia, de guerras y de conflictos, que diariamente nos llegan desde tantos lugares; en la angustia y el dolor de individuos y de pueblos de todo continente; en la muerte por hambre y por privaciones de miles de adultos y de niños inocentes; afrenta de la dignidad humana, perpetrada por desgracias en ocasiones en nombre de Dios.¿Podemos quedar indiferentes ante este desgarrador grito de dolor que se eleva desde tantas partes del planeta?.






3. Con tu Cruz redimiste al mundo. Cuando los seres humanos callan impotentes ante estas inquietantes preguntas, la respuesta es ofrecida por la fe.



Es una respuesta presente en el mismo acontecimiento que hoy conmemoramos: la muerte de Cristo. En efecto, mientras la noche es todavía oscura, se entrevé ya en la aurora del nuevo día, el día de la resurrección. La muerte no tiene la victoria definitiva. La última palabra la tiene Dios, que resucitará al tercer día a su Hijo unigénito, inmolado por nosotros.






4. «Stabat Mater dolorosa iuxta crucem lacrimosa». A los pies de la Cruz estabas tú, Madre dolorosa, esperanza y apoyo de todos los hombres peregrinos sobre la tierra. También bajo la Cruz experimentaste el silencio y el abandono, pero tu fe no vaciló.



Virgen fiel, ayúdanos a permanecer en contemplación orante del misterio que hoy conmemoramos.



Ayúdanos a abrazar con amor a Cristo crucificado, el tesoro más precioso que el Omnipotente nos ha dado. «Adoramus Te, Christe, et benedicimus Tibi, quia per sanctam Crucem tuam redemisti mundum». Tu Cruz, Cristo, es nuestra salvación.






[Traducción del original italiano realizada por Zenit]

EL VÍA CRUCIS MONUMENTAL. ESTARA EN CHILE EL AÑO 2012. EN LA CRUZ DEL TERCER MILENIO COQUIMBO



El Vía Crucis Más Grande Del Mundo
ROMA, domingo 17 de abril de 2011 (
ZENIT.org).-






El via crucis de bronce más grande del mundo se encuentra expuesto en Roma en la ‘Via della Conciliazione’, la avenida que lleva desde ‘Castel Sant’Angelo’ hasta la basílica de San Pedro.
Son 49 estatuas expuestas en 14 estaciones, con grupos no superiores a cuatro personajes de tamaño levemente mayor que el natural.




Quien encargó la obra aquí en Italia es la municipalidad de la ciudad chilena de Coquimbo y antes de llevársela la ha prestado a Roma para exponerla durante el período de cuaresma y pascua.
Los dos artistas que le dieron expresión a las estatuas son los italianos Pasquale Nava y Giuseppe Allamprese, quienes iniciaron con los esbozos de las figuras para pasar a la escultura en arcilla, respetando la descripción de la Pasión indicada en los evangelios.
De hecho, más allá de ser una obra de bronce única por sus proporciones, lo que impresiona es la expresividad de los rostros y gestos, los cuales tocan el corazón de los pasantes.
Pero no menos increíble es la idea que un proyecto con un costo superior a los 800 mil euros --según medios locales-- no haya nacido en una rica capital de Occidente sino en el municipio de la ciudad portuaria de Coquimbo.
Allí el via crucis será puesto en el cerro El Vigía, apiñado de casas precarias y en donde se levanta ‘la Cruz del Tercer Milenio’.
De hecho, Coquimbo con esta cruz de 93 metros de altura realizada con motivo del Jubileo del 2000, había llamado la atención. El proyecto había sido presentado a Juan Pablo II el año anterior por el alcalde de dicha ciudad.
Antes de comisionar en Italia la realización del via crucis, en Coquimbo se realizó una consulta popular que obtuvo el consenso del 60 por ciento de la poblaciones y la participación de las fuerzas vivas como las organizaciones sociales y juntas vecinales.
“Lo ha encargado la municipalidad de la ciudad de Coquimbo con la colaboración de la Fundación Cruz del III milenio” explicó a Zenit el portavoz de la Domus Dei, Mariella Valdiserri, recordando que “ellos siguieron paso a paso la realización de la obra, desde los primeros esbozos dibujados en el 2002 hasta la conclusión de la misma”.
“Los bocetos del via crucis fueron aprobados personalmente por el cardenal Jorge Medina, entonces prefecto de la Congregación del Culto Divino y de la Disciplina de los Sacramentos” añadió el padre Ramón Bravo, un sacerdote que está concluyendo la tesis doctoral en Roma, que fue el consultor para la municipalidad de Coquimbo cuando se realizó la Cruz del Tercer Milenio y ahora tuvo un rol fundamental en la coordinación de la obra.
Las primeras estatuas fueron fundidas en el 2006 y ahora se llega a la conclusión de la obra con las últimas estatuas de la XV estación, las cuales están siendo terminadas. En total las 33 toneladas de bronce serán 53 estatuas de las cuales la del Cristo Resucitado ya está en Chile.
“Además de los artistas --explicó Valdiserri-- hay una serie de fases para lograr a realizare las estatuas de bronce con el sistema llamado a la cera perdida: modelado, cera, fusión, terminado, pátina, una serie de operaciones realizadas por los técnicos de la Domus Dei”. Las estatuas originales en creta al realizar el primer molde se pierden irremediablemente, por lo tanto cada obra es única.
El via crucis fue presentado el 9 de marzo en la Radio Vaticano por el alcalde Roma Gianni Alemanno y su colega chileno Oscar Pereira Tapia, y contó con la presencia de los cardenales Dario Castrillón Hoyos y Velacio De Paoli.
La exposición del via crucis en cambio fue abierta el 13 de marzo por el cardenal Francesco Monterici, archiprete de la basílica de San Paolo con la presencia del embajador de Chile ante la Santa Sede, Fernando Zegers Santa Cruz, del alcalde de Coquimbo, del diputado Pedro Velásquez y de otras autoridades.
La obra estará en Roma hasta el 29 de abril cuando será embarcada en Livorno hacia Chile, donde se inaugurará el via crucis en el 2012.
“Es un recorrido preparatorio en el tiempo de cuaresma antes de llegar al Vaticano, el corazón de la cristiandad” indicó Rosa Scanella, la portavoz de la empresa Domus Dei, que realizó la obra maestra.
Dicha sociedad que pertenece a la congregación de las Pías Discipulas del Divino Maestro, un ramo de las Paulinas.
“Déjenlo aquí en Roma, pide mucha gente” explica Scannella, precisando que “es un deseo reiterado por muchas personas a quienes atienden nuestro stand situado cerca de la via sacra, cuando saben que dejará la Ciudad Eterna para ir a Chile”.

REMEMORANZAS DEL VIERNES SANTO 2011. CIUDAD DEL VATICANO



Benedicto XVI revive en el Coliseo el drama de Jesús
En el tradicional Vía Crucis del Viernes Santo
ROMA, viernes, 22 abril 2011 (
ZENIT.org).-






Benedicto XVI revivió junto a decenas de miles de peregrinos el drama de la muerte de Jesús, en el Coliseo romano, durante la noche del Viernes Santo.




Al final del acto de piedad cristiana, desde la colina del Palatino, el pontífice invitó a los fieles que recorrieron en una noche de clima agradable las catorce estaciones de la pasión y muerte de Cristo a sumirse "en el silencio de la muerte" "del Hombre rechazado, oprimido y aplastado".
De este modo, los fieles que llevaban en su mano una vela encendida que iluminaba este lugar de suplicio en la Roma imperial, revivieron, por invitación del obispo de la ciudad eterna, "el drama de Jesús, cargado del dolor, del mal y del pecado del hombre".
El papa dirigió sus palabras con voz clara después de una larga jornada de oración, en la que horas antes había presidido la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
"La Cruz no es el signo de la victoria de la muerte, del pecado y del mal, sino el signo luminoso del amor, más aún, de la inmensidad del amor de Dios, de aquello que jamás habríamos podido pedir, imaginar o esperar", aseguró.
El Via Crucis de este año tuvo por novedad a dos niños, hermanos, que leyeron en italiano la descripción de las catorce estaciones: Diletta de 10 años, y Michele de 12.
La cruz fue llevada en sucesivas estaciones por el obispo vicario del papa para la diócesis de Roma, el cardenal Agostino Vallini, una familia romana con cinco hijos (trillizos y gemelos), una familia de Etiopía, dos monjas agustinas, un franciscano de Egipto y una joven de ese mismo país, un enfermo en silla de ruedas empujado por un voluntario, y dos frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. Benedicto XVI presidió el rito de rodillas frente al Coliseo. Las estaciones del Vía Crucis avanzaron por el interior del Coliseo --el famoso anfiteatro Flavio--, continuaron por delante del Arco de Trajano y concluyeron en el Palatino.
Por primera vez en el este pontificado, las meditaciones que comentaron las estaciones fueron escritas por una mujer, sor Maria Rita Piccione, madre agustina (
http://www.zenit.org/article-39026?l=spanish).
Y una mujer, también religiosa agustina, sor Elena Manganelli, es la artista que ha creado las imágenes que ilustraron estas estaciones tanto en televisión como en el librito que se repartió entre los peregrinos con los textos.

MENSAJE DE MONSEÑOR RICARDO EZZATI. EN TIEMPO DE RESURRECCIÓN 2011



Monseñor Ricardo Ezzati presidió una solemne eucaristía en la Catedral al mediodía de este Domingo de Pascua. Previamente, visitó a niños enfermos del Hospital Roberto del Río.









Un hermoso día otoñal acompañó a los cientos de fieles que llegaron hasta la Catedral Metropolitana para celebrar la Resurrección de Jesucristo, este domingo 24 de abril. La eucaristía del mediodía fue presidida por Monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, y concelebrada por Monseñor Fernando Ramos, rector del seminario Pontificio Mayor, por Monseñor Juan Suárez, deán del Cabildo Metropolitano, entre otros sacerdotes.






Familias completas llegaron hasta el templo ubicado en el centro de la ciudad, especialmente mamás y papás con sus hijos pequeños y adolescentes. Muchos de ellos portando sus huevos y conejos de chocolate, celebrando así a Cristo Resucitado. Los cantos y la animación de la Misa estuvieron a cargo de jóvenes seminaristas.El triunfo de la vida“¡Feliz Pascua de Resurrección! Qué el Señor Resucitado llene la vida y el corazón de cada uno de ustedes abundantemente, de su paz, de su consuelo, de su gozo”. Fue el saludo inicial que Monseñor Ezzati dirigió a los fieles durante su homilía. “La resurrección del Señor es el acontecimiento más grande la historia. El acontecimiento que ha cambiado la historia del mundo.






En Jesucristo resucitado Dios Padre ha cumplido la promesa de que el hombre y la mujer ya no quedan solos y abandonados en el camino de la vida, sino que están en compañía de Cristo Resucitado”, señaló Monseñor Ezzati.“La Pascua del Señor, su resurrección, constituye la vida plena de cada uno de nosotros. Ya no hay espacio para el dolor, para la desesperanza porque el Señor se ha hecho presente en nuestra vida, en la vida de cada uno”, agregó. “Celebrar la Pascua del Señor es celebrar el amor infinito que el Señor nos tiene. Jesucristo ha cumplido el proyecto del Padre, que es un proyecto fecundo, de frutos abundantes. Por su resurrección, el Señor ha vencido la muerte y al pecado”, indicó Mons. Ezzati.“Nuestra fe-añadió- se funda en este acontecimiento del amor de Dios. Si Cristo no hubiera resucitado nuestra fe, nos recuerda San Pablo, estaría vacía de contenido. Somos cristianos porque tenemos la gracia de encontrarnos con el Señor resucitado”.






En este sentido, el Arzobispo de Santiago invitó a los fieles a transformarse en testigos y anunciadores de la resurrección de Jesucristo en el mundo que nos rodea, porque en Él encontraremos la verdadera vida. “Los cristianos estamos llamados a vivir el testimonio de una fe profunda y verdadera y estamos llamados a proclamar la verdad de Cristo resucitado” Escuchar el clamor de los que sufrenLuego de que un grupo de personas intentarán interrumpir la Santa Misa con gritos alusivos a la huelga de hambre que mantienen comuneros mapuches, Monseñor Ezzati en un tono sereno dijo que esta manifestación "es una expresión de lo que es el dolor humano o de lo que es una incomprensión que mucha gente puede sentir como sufrimiento.






Más que interrupción, yo lo interpreto como un clamor que se eleva hacia el Señor, y que realmente nosotros vivamos la Pascua también tendiendo la mano a quienes sufren". Visita a niños enfermosPrevio a la Misa de Domingo de Resurrección, Monseñor Ezzati visitó a niños enfermos internados en el Hospital Roberto del Río, en la comuna de Independencia, llevándoles una palabra de esperanza y alentándolos a tener fe en Jesús Resucitado. El Arzobispo de Santiago compartió con los niños y sus familias internados en las secciones de oncología, UCI, UTI, entre otras.






Les regaló la Biblia del niño. La visita fue acompañada por alegres cantos de un grupo de estudiantes de la pastoral de ENAC de Cáritas Chile. También, Monseñor Ezzati tuvo palabras de gratitud para el personal médico y de auxiliares que trabajan en dicho recinto.Fuente: DOP Santiago -












Santiago, 24/04/2011
Galerías Fotográficas - Domingo de Resurrección 2011

Mensaje de Benedicto XVI Pascua 2011 y bendición Urbi et Orbi


“En Tu Resurrección, Señor, Se Alegren Los Cielos y la Tierra”.


Mensaje de Pascua de Benedicto XVI
“En Tu Resurrección, Señor, Se Alegren Los Cielos y la Tierra”.




CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 24 abril 2011 (
ZENIT.org).-






Publicamos el mensaje de Pascua que Benedicto XVI dirigió desde el balcón central de la Basílica de San Pedro del Vaticano a mediodía del Domingo de Resurrección.

* * *
In resurrectione tua, Christe, coeli et terra laetentur. En tu resurrección, Señor, se alegren los cielos y la tierra (Lit. Hor.)




Queridos hermanos y hermanas de Roma y de todo el mundo:
La mañana de Pascua nos ha traído el anuncio antiguo y siempre nuevo: ¡Cristo ha resucitado! El eco de este acontecimiento, que surgió en Jerusalén hace veinte siglos, continúa resonando en la Iglesia, que lleva en el corazón la fe vibrante de María, la Madre de Jesús, la fe de la Magdalena y las otras mujeres que fueron las primeras en ver el sepulcro vacío, la fe de Pedro y de los otros Apóstoles.
Hasta hoy -incluso en nuestra era de comunicaciones supertecnológicas- la fe de los cristianos se basa en aquel anuncio, en el testimonio de aquellas hermanas y hermanos que vieron primero la losa removida y el sepulcro vacío, después a los mensajeros misteriosos que atestiguaban que Jesús, el Crucificado, había resucitado; y luego, a Él mismo, el Maestro y Señor, vivo y tangible, que se aparece a María Magdalena, a los dos discípulos de Emaús y, finalmente, a los once reunidos en el Cenáculo (cf. Mc 16,9-14).
La resurrección de Cristo no es fruto de una especulación, de una experiencia mística. Es un acontecimiento que sobrepasa ciertamente la historia, pero que sucede en un momento preciso de la historia dejando en ella una huella indeleble. La luz que deslumbró a los guardias encargados de vigilar el sepulcro de Jesús ha atravesado el tiempo y el espacio. Es una luz diferente, divina, que ha roto las tinieblas de la muerte y ha traído al mundo el esplendor de Dios, el esplendor de la Verdad y del Bien.
Así como en primavera los rayos del sol hacen brotar y abrir las yemas en las ramas de los árboles, así también la irradiación que surge de la resurrección de Cristo da fuerza y significado a toda esperanza humana, a toda expectativa, deseo, proyecto. Por eso, todo el universo se alegra hoy, al estar incluido en la primavera de la humanidad, que se hace intérprete del callado himno de alabanza de la creación. El aleluya pascual, que resuena en la Iglesia peregrina en el mundo, expresa la exultación silenciosa del universo y, sobre todo, el anhelo de toda alma humana sinceramente abierta a Dios, más aún, agradecida por su infinita bondad, belleza y verdad.
"En tu resurrección, Señor, se alegren los cielos y la tierra". A esta invitación de alabanza que sube hoy del corazón de la Iglesia, los "cielos" responden al completo: La multitud de los ángeles, de los santos y beatos se suman unánimes a nuestro júbilo. En el cielo, todo es paz y regocijo. Pero en la tierra, lamentablemente, no es así. Aquí, en nuestro mundo, el aleluya pascual contrasta todavía con los lamentos y el clamor que provienen de tantas situaciones dolorosas: miseria, hambre, enfermedades, guerras, violencias. Y, sin embargo, Cristo ha muerto y resucitado precisamente por esto. Ha muerto a causa de nuestros pecados de hoy, y ha resucitado también para redimir nuestra historia de hoy. Por eso, mi mensaje quiere llegar a todos y, como anuncio profético, especialmente a los pueblos y las comunidades que están sufriendo un tiempo de pasión, para que Cristo resucitado les abra el camino de la libertad, la justicia y la paz.
Que pueda alegrarse la Tierra que fue la primera en quedar inundada por la luz del Resucitado. Que el fulgor de Cristo llegue también a los pueblos de Oriente Medio, para que la luz de la paz y de la dignidad humana venza a las tinieblas de la división, del odio y la violencia. Que, en Libia, la diplomacia y el diálogo ocupen el lugar de las armas y, en la actual situación de conflicto, se favorezca el acceso a las ayudas humanitarias a cuantos sufren las consecuencias de la contienda. Que, en los Países de África septentrional y de Oriente Medio, todos los ciudadanos, y particularmente los jóvenes, se esfuercen en promover el bien común y construir una sociedad en la que la pobreza sea derrotada y toda decisión política se inspire en el respeto a la persona humana. Que llegue la solidaridad de todos a los numerosos prófugos y refugiados que provienen de diversos países africanos y se han viso obligados a dejar sus afectos más entrañables; que los hombres de buena voluntad se vean iluminados y abran el corazón a la acogida, para que, de manera solidaria y concertada se puedan aliviar las necesidades urgentes de tantos hermanos; y que a todos los que prodigan sus esfuerzos generosos y dan testimonio en este sentido, llegue nuestro aliento y gratitud.
Que se recomponga la convivencia civil entre las poblaciones de Costa de Marfil, donde urge emprender un camino de reconciliación y perdón para curar las profundas heridas provocadas por las recientes violencias. Y que Japón, en estos momentos en que afronta las dramáticas consecuencias del reciente terremoto, encuentre alivio y esperanza, y lo encuentren también aquellos países que en los últimos meses han sido probados por calamidades naturales que han sembrado dolor y angustia.
Se alegren los cielos y la tierra por el testimonio de quienes sufren contrariedades, e incluso persecuciones a causa de la propia fe en el Señor Jesús. Que el anuncio de su resurrección victoriosa les infunda valor y confianza.
Queridos hermanos y hermanas. Cristo resucitado camina delante de nosotros hacia los cielos nuevos y la tierra nueva (cf. Ap 21,1), en la que finalmente viviremos como una sola familia, hijos del mismo Padre. Él está con nosotros hasta el fin de los tiempos. Vayamos tras Él en este mundo lacerado, cantando el Aleluya. En nuestro corazón hay alegría y dolor; en nuestro rostro, sonrisas y lágrimas. Así es nuestra realidad terrena. Pero Cristo ha resucitado, está vivo y camina con nosotros. Por eso cantamos y caminamos, con la mirada puesta en el Cielo, fieles a nuestro compromiso en este mundo.
Feliz Pascua a todos.
[Traducción distribuida por la Santa Sede
©Libreria Editrice Vaticana]

VIERNES SANTO 2011. "El Sentido de la Cruz".



Sólo unas letras para compartir con vosotros una pequeña reflexión del día de hoy.
Este año vivo la Pascua en Madrid. Acostumbrado a salir a celebrar a otros lugares, con mucha gente, se me hace extraño pero, a la vez, creo que le estoy sacando un partido nuevo, unas nuevas experiencias.
Estoy en la Casa de las Hermanas Operarias Parroquiales, que, amablemente, me ceden un espacio para la reflexión de estos días.
Hoy quiero compartir con vosotros una pequeña reflexión, que me surje de la lectura de un texto de Fray Marcos que me ha encantado, pues creo que da con todo el sentido de la Cruz del Viernes Santo.
El título ya lo dice todo: “Se puede salvar el hombre sin Cruz, pero nunca sin Amor”.
En esto días, y más hoy Viernes Santo, podemos caer en la tentación de quedarnos sólo en el sufrimiento de Jesús, en los azotes, en la corona de espinas, en la Cruz… pero no, no son los azotes, ni los clavos, lo que nos salva.
La Pasión no es un mal trago que tuvo que pasar Jesús para alcanzar la Gloria. Tenemos que llegar a descubrir que la gloria de un ser humano, su plenitud, está en hacer presente a Dios en uno mismo, ya sea viviendo o muriendo para los demás.
De tal forma, tanto viviendo, como muriendo por los demás, por el otro, nuestra vida tiene que ser un “darnos”, un Manifestar a Dios dándonos; en definitiva: nuestra vida tiene que ser un “darse”, que no es otra cosa que un signo de Amor.
Dios está sólo donde hay Amor. Si el amor se da en el Gozo, ahí esta Dios. Si el amor se da en el sufrimiento allí está Él también.
Se puede salvar el hombre sin Cruz… pero nunca se podrá salvar sin Amor.
Quizá os venga bien como reflexión para la Adoración de la Cruz de esta noche.
Os dejo también con una canción que, sin lugar a dudas, es el complemento idóneo al texto de Fray Marcos.






Reflexión de Fernando Mosteiros - España en su Blog:






martes, 19 de abril de 2011

Presentado el vídeo oficial de la Jornada Mundial de la Juventud Madrid ...

JMJ 2011 Madrid los jovenes te esperamos

HOMILIA DEL DOMINGO DE RAMOS 2011



"La Pasión De Jesús En la Humildad, la Entrega y el Amor."






Material Enviado desde Tenerife España por Nuestro Amigo y Hermano en la Fe. Padre Presbítero Caremelo Hernández.






Mt. 21, 1-11; Is. 50, 4-7; Sal. 21; Filp. 2, 6-11; Mt. 26, 14-27, 66






‘No hizo alarde de su categoría de Dios… se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo… se rebajó hasta someterse a la muerte, y una muerte de cruz…’ Lo hemos contemplado así en la pasión. Sobran las muchas palabras. Es día de contemplación. Es tiempo de contemplar en silencio y sentir en lo hondo del corazón.



Se despojó, se rebajó… ‘Está cerca la hora, y el Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores’, dirá Jesús en Getsamaní. Es lo que contemplamos y tenemos que vivir. La maravilla del amor de Dios que se entrega. En manos de los pecadores. En nuestra manos. Su Sangre va a ser derramada para el perdón de los pecados. Para nuestro perdón. Ahí contemplamos su cuerpo entregado, su vida entregada, su amor hasta el final.


En la humildad, en el silencio, en el amor más profundo y glorioso. Tenemos que quedarnos contemplando su entrega haciéndose el último, el esclavo que da su vida. Su vida, por nuestra vida. ‘Conviene que muera uno por todo el pueblo’, había dicho Caifás, el sumo sacerdote. Era profecía que ahora se está cumpliendo. Nos viene a rescatar, a redimir. Nos viene también a enseñar el verdadero camino de la salvación.Tanto amó Dios al mundo, tanto nos amó que de esa manera se entregó. ‘Pasando por uno de tantos’. Es el rey victorioso que nos redime pero su victoria está en la cruz, en su muerte redentora.


Es Dios que nos salva. Pero se hace humilde, se hace pequeño, como fue toda su vida. Su gozo era estar en medio de los hijos de los hombres, entre los pobres y sencillos, entre los que sufren, entre los humildes. Cuando viene a Jerusalén para la Pascua, para su Pascua que iba a ser nuestra Pascua, aunque las gentes le aclaman entra humilde en un borrico. ‘Decid a la hija de Sión: mira a tu rey que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila’, había anunciado el profeta y los discípulos recordarían al verlo entrar aclamado en la ciudad santa. Nosotros también lo hemos aclamado hoy como el hijo de David, el que viene en nombre del Señor. Pero nosotros lo aclamamos, aunque sea recordando aquella entrada en Jerusalén, sabiendo, sin embargo, que en su Pascua nos salvaría y nos traería la redención.Por eso, hoy, una y otra vez vamos repasando todos los momentos de su pasión. Lo que El repetidamente había anunciado. Entregado en manos de los gentiles. Abandonado y traicionado. ‘Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar’, anunciaría en la cena. Sus discípulos más cercanos se duermen cuando la angustia llena su alma de tristeza en Getsemaní. ‘¿No habéis podido velar una hora conmigo?’ A diario enseñaba en el templo y repartía sus bondades sanando y curando y ahora ‘¿habéis salido a prenderme con espadas y palos como a un bandido?... y en aquel momento todos sus discípulos lo abandonaron y huyeron’. Comenzaba su pasión. Pedro niega conocerle, Judas le traiciona.


‘Yo no me resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba, no me tapé el rostro ante ultrajes y salivazos…’ había anunciado el profeta. A la pregunta del sumo sacerdote – ‘¿eres el Mesías, el Hijo de Dios’ - responde con claridad: ‘Tú lo has dicho… v eréis al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Todopoderoso’. Está condenado. ‘Ha blasfemado. Es reo de muerte’. Y entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon, y otros lo golpeaban…’Las burlas y los escarnios se repetirán cuando sea llevado ante el Gobernador.


Una corona de espinas, un manto color púrpura, insultos y golpes se repiten. No entramos en todos los detalles que ya hemos escuchado en el relato del evangelio. ‘Y Jesús callaba’, dice el evangelista. Prefieren su muerte comparado con un malhechos y entre dos bandidos será cruficado. Ahí está la humildad y la grandeza de un Dios hecho hombre que se hace el último para redimirnos y salvarnos. Ahí está la maravilla del amor de Dios. Cuánto nos enseña. Aprendamos de su silencio y de su amor, de su humildad y de su entrega. Nos había dicho que quien quisiera ser el primero se hiciera el último, pero no solo eran palabras, sino que ahora nos lo está diciendo con su vida, con su entrega, con su pasión. Cómo tenemos que aprender ese camino de la humildad y del amor. Es que el amor verdadero siempre nos hace humildes, pacientes, entregados en silencio y con generosidad.


Cuánto nos cuesta. Nos afloran enseguida nuestros orgullos y el amor propio. Cómo nos duele cuando no corresponden a nuestro amor o nos sentimos heridos por cualquier cosa. Pero tenemos que aprender la lección de Jesús. Si nos sentimos salvados por tanto amor, eso tiene que movernos a un amor igual, a buscar siempre y en todo lo que es la voluntad del Señor.‘Tu quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano una vida sumisa a tu voluntad’, hemos pedido en la oración litúrgica de este día. ‘Que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio y que un día participemos de su gloriosa resurrección’. Sigamos con nuestra contemplación a lo largo del día, de estos días santos que estamos iniciando. Es la semana de la pasión que nos llevará a la resurrección.


Que la contemplación de la pasión en estos días nos lleve a la Pascua, a ese paso de Dios por nuestra vida. Paso de amor, de entrega, de pasión, de vida para nosotros. Tenemos que vivirlo. No somos espectadores sino que tenemos que meternos hondamente en la pasión del Señor, dejar que el Señor con su gracia se meta en nuestra vida y en ese paso de Dios encontremos la salvación, lleguemos a vivir esa nueva vida que El nos ofrece y quiere para nosotros. Así llegaremos a participar de su resurrección siendo resucitados con El.El centurión reconocería después de su muerte ‘realmente éste era Hijo de Dios’.


Y en la carta de san Pablo escuchábamos ‘por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el nombre sobre todo nombre… y toda lengua proclame Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre’. Es lo que nosotros tenemos también que proclamar con toda nuestra vida. Lo cantaremos así cuando llegue la Pascua, la resurrección. Y tendremos que hacerlo siempre con el testimonio de nuestra fe y nuestra vida cristiana. Y es que ‘al morir destruyó nuestra culpa y al resucitar fuimos justificados’ que diremos en el prefacio.

domingo, 10 de abril de 2011

HOM ILIA DEL DÍA DOMINGO. 10 DE ABRIL 2011


La resurrección de Lázaro nos enseña a resucitar con Cristo.


Ez. 37, 12-14; Sal. 129; Rom. 8, 8-11; Jn. 11, 1-45


Entramos en el quinto gran momento de nuestro camino cuaresmal. Ante nuestros ojos aparece ya la resurrección y la vida como victoria contra la muerte y el pecado. Comienza el evangelio de hoy hablando de enfermedad y de muerte. Jesús hablará más tarde de sueño del que hay que despertar.

Pero nos dirá también que todo sucede para que se manifieste la gloria de Dios. No nos gusta el dolor y el sufrimiento, tememos a la muerte, lo rechazamos o nos rebelamos con todo ello; algunas veces lo ocultamos por miedo quizá o por temor ante el sin sentido. Pero Jesús cuando les anuncia a los discípulos que Lázaro, su amigo, a quien ama, está enfermo, les dirá que no es para muerte sino que ‘servirá para la gloria de Dios y para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella’.

Se entremezclan en el mensaje el sufrimiento de la enfermedad física y la muerte corporal, con otra muerte de la que Cristo quiere despertarnos, arrancarnos, hacernos resucitar. Pero en una y otra hemos de saber descubrir donde está la gloria de Dios y cómo hemos de dar gloria a Dios.

Nos cuesta entender a veces, como no terminaban de entender los discípulos las palabras de Jesús, y como no entendían las dos hermanas, Marta y María, la ausencia de Jesús. Las dos repiten la misma queja: ‘Si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano’. Pero aún siguen confiando en Jesús. ‘Pero aún ahora sé que todo lo que le pidas a Dios, Dios te lo concederá’. Pero allí está Jesús. Anuncia resurrección y vida. Hay que creer en El.

Con Jesús tendremos vida para siempre. El quiere arrancarnos de toda muerte. Con su muerte va a vencer la muerte para llenarnos de vida. El es el vencedor de la muerte y le contemplaremos resucitado. Ahora nos dará un signo, una señal que nos anuncia esa victoria, con la resurrección de Lázaro. ‘Tu hermano resucitará… sé que resucitará en el último día… yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá; y el que está vivo y cree en mí no morirá para siempre…’ Es el diálogo de Jesús con Marta.Hay detalles hermosos en este texto del evangelio que nos hablan de cómo Jesús está con nosotros en nuestro sufrimiento y nuestra muerte de la que quiere arrancarnos. Jesús sufre con los que sufren, llora con los que lloran. Repetidamente nos lo hace ver el evangelio. Se conmovió con las lágrimas de María y de los que la acompañaban entre lágrimas.

Al llegar a la tumba ‘se echó a llorar… y sollozando llegó a la tumba’. Es la compasión y la ternura del corazón de Dios. Son las lágrimas de Dios ante nuestro dolor. ¿Pensamos en un Dios lejano y ajeno a nuestra vida y a nuestro sufrimiento? Aquí tenemos una muestra de la cercanía y la ternura de Dios. Si aprendiéramos a leer la historia de la salvación a través de la Biblia descubririámos eso mismo en muchas ocasiones. ¿Cómo no creer en El y amarle?‘Quitad la loza… Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que me escuchas siempre… Lázaro, sal fuera… Desatadlo y dejadlo andar…’ El milagro se ha realizado. Lázaro ha resucitado. Allí estaba el amor de Dios. Alli estaba la fe de Marta y de María.


‘Yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, que tenía que venir al mundo’. Allí comenzó a despertarse la fe en muchos. ‘Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en El’. Y ¿nosotros? ¿Hay también para nosotros anuncio de resurrección y de vida? ¿Estaremos también sumergidos en una tumba de la que Cristo nos hará resucitar? ¿Hay muerte en nosotros? ¿Cómo tenemos nuestra fe?Con sinceridad sabemos lo que tenemos que responder.

Con sinceridad tenemos que comenzar por pedir al Señor que se nos despierte la fe y las ansias de vida. Con sinceridad tenemos que saber reconocer la muerte que hay en nosotros cuando hemos dejado que se meta el pecado en nuestra vida. El camino que estamos haciendo en esta Cuaresma, que ahora intensificamos, pero que tendría que ser el camino de superación y crecimiento que habríamos de realizar cada día de nuestra vida, nos quiere conducir a la Pascua, a la resurrección.

Cuando llegue el día de la resurrección del Señor hemos también de resucitar con Cristo. Cristo quiere también sacarnos de esa sepultura de muerte para que vivamos para siempre. Necesitamos creer en El, creer de verdad, para tener vida para siempre, para no morir o para dejar que El nos arranque de la muerte, como hoy nos promete.Como nos decía el profeta: ‘Cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que yo soy el Señor. Os infundiré mi espíritu y viviréis…’ O como nos decía san Pablo: ‘Si el Espiritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de enrre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros’. ¿Cómo vamos a ser vivificados? ¿Cuál es esa resurrección que se realizará en nosotros? Podemos y tendríamos que hablar de la resurrección del último día, que forma parte de nuestra fe como confesamos en el Credo.


‘Creemos en la resurreción de la carne y la vida del mundo futuro’. Pero ahora también tenemos que hablar, tenemos que reconocer esa resurrección que el Señor quiere obrar en nosotros en el día a día de nuestra vida.Seremos resucitados, somos vivificados cuando Cristo nos perdona, perdón que nos ofrece en los sacramentos arrancándonos de la muerte del pecado; cuando Cristo nos levanta y nos fortalece en nuestra debilidad; cuando ilumina con su luz nuestras tinieblas y por la luz del Espiritu crece más y más nuestra fe; cuando podemos conocerle y saber lo que es su voluntad, y podemos conocer lo bueno que hemos de hacer y que hemos de vivir; cuando alienta nuestra esperanza, levantándonos de nuestra postración y nuestras desesperanzas; cuando enciende con el fuego de su Espiritu nuestro corazón para amar más, para comprometernos más radicalmente por lo bueno y por la justicia, para hacer siempre el bien.


Y así en tantas y tantas cosas podemos sentir esa resurrección en nosotros. Tenemos que dejar que Jesús nos arranque de la sepultura de tantas tinieblas y muertes de nuestra vida.Caminemos hacia la Pascua; caminemos hacia la resurrección y la vida. Sintamos esa llamada que el Señor nos hace para salir de la tumba de muerte de nuestro pecado y comenzar a vivir su vida, la vida nueva de la gracia y de la santidad. Dejémonos iluminar por su luz, bebamos de la fuente de agua viva que es El, y dejémonos transfigurar por su presencia y su gracia. Aprendamos a vivir como resucitados, porque ya Cristo está realizando esa resurrección en nuestra vida.


MATERIAL ENVIADO DESDE TENERIFE ESPAÑA. SACERDOTE CARMELO HERNÁNDEZ.

lunes, 4 de abril de 2011

UN ENCUENTRO EN EL AEROPUERTO:DIALOGO ENTRE UN OBISPO Y UN DETRACTOR DE LOS SACERDOTES


Monseñor Timothy Dolan, Arzobispo de Nueva York, es un hombre cercano y valiente. Varias veces se ha enfrentado con el poderoso diario New York Times desde su carta semanal y su blog (http://blog.archny.org), muy seguido por su agilidad y carácter personal. Mons. Dolan no rehúye los temas conflictivos, sino que los afronta en primera persona: también el tema de los abusos sexuales. Esto es lo que nos cuenta:


Era sólo la tercera vez que me pasaba en mis 35 felices años como sacerdote, las tres veces en los últimos 9 años y medio. Otros sacerdotes me cuentan que les ha sucedido muchas más veces. Pero tres son bastante. Cada vez me agitó hasta la náusea. Sucedió el pasado viernes. Acababa de llegar al aeropuerto de Denver para hablar en su popular convención anual, Living Our Catholic Faith. Mientras esperaba al tren eléctrico que me llevase a la terminal, un hombre de unos cuarenta y pico años, que también estaba esperando, se me acercó. "¿Es usted un sacerdote católico?", preguntó con amabilidad. "Sí, claro. Mucho gusto", le dije, tendiendo mi mano. Él la ignoró. "Crecí en un hogar católico", respondió. Yo no estaba preparado para el filo aguzado de su estilete. "Ahora soy padre de dos chicos, y no puedo mirarle a usted ni a ningún otro cura sin pensar en un abusador sexual". ¿Qué responder? ¿Chillarle? ¿Pedir disculpas? ¿Expresar comprensión? Admito que todas esas reacciones vinieron a mi mente mientras me debatía entre la vergüenza y la rabia por el daño y la herida que infligía con esas palabras punzantes. "Bueno", me recobré lo suficiente; "sin duda, lamento que lo sienta así. Pero, déjeme preguntarle... ¿automáticamente cree ver un abusador cuando ve un rabino o un ministro protestante? "En absoluto" "¿Y cuando ve un entrenador, un líder boy scout, un padre de acogida, un consejero o médico?""Por supuesto que no", respondió. "¿Qué tiene que ver con esto? "Mucho", respondí. "Porque cada una de esas profesiones tiene un porcentaje de abusadores tan alto, quizá más, que los sacerdotes". "Quizá", admitió. "Pero la Iglesia es el único grupo que sabía lo que pasaba, no hizo nada, y se limitó a pasar los pervertidos de un lado a otro". "Parece obvio que usted nunca vio las estadísticas sobre los profesores de colegios públicos", comenté. "Solo en mi ciudad de Nueva York, los expertos dicen que la proporción de abusos sexuales entre profesores de la escuela pública es diez veces más alta que entre los sacerdotes, y esos abusadores, simplemente, fueron transferidos de un sitio a otro". (Si hubiera conocido las noticias del New York Times del pasado domingo sobre la alta tasa de abusos contra los más indefensos en la mayoría de hogares tutelados por el estado, con abusadores simplemente transferidos de un hogar a otro, también lo hubiera mencionado). No respondió, así que continué. "Perdone que sea tan contundente, pero usted lo fue conmigo, así que permítame preguntar: ¿cuando usted se mira al espejo, ve un abusador sexual?" Ahora era él quien se sobresaltaba como yo antes. "¿De qué demonios me habla?", dijo. "Es triste, pero los estudios nos dicen que la mayoría de los niños abusados sexualmente son víctimas de sus padres o de otros miembros de la familia", respondí. Ya era bastante. Le vi inquieto y traté de suavizarlo. "Le diré que, cuando le veo a usted, yo no veo un abusador, y apreciaría la misma consideración por su parte". El tren nos había llevado a la zona de recogida de equipajes y salimos juntos. "Bien, entonces ¿por qué sólo oímos toda esa basura acerca de ustedes los curas?", preguntó, pensativo. "Lo mismo nos preguntamos los curas. Tengo una serie de razones, si le interesa". Asintió mientras caminábamos hacia la cinta transportadora."Por un lado, los curas merecemos un escrutinio más intenso porque la gente confía más en nosotros, ya que osamos afirmar que representamos a Dios, así que si uno de nosotros hace esas cosas, aunque sólo una diminuta minoría lo haya hecho, es más desagradable. Segundo, me temo que hay muchos por ahí que no aman a la Iglesia y hacen lo que pueden por dañarnos. Este es un tema con el que adoran azotarnos sin descanso. Y tercero, y odio decirlo, se puede sacar mucho dinero denunciando a la Iglesia Católica, mientras que apenas vale la pena denunciar a alguno de los grupos que comenté antes". Ahora ambos teníamos ya nuestro equipaje y nos dirigimos a la puerta. Él tendió su mano, la que 5 minutos antes no había tendido. Nos dimos un apretón. "Gracias, encantado de haberle conocido", dijo. Se detuvo un momento. "¿Sabe? Pienso en los grandes sacerdotes que conocí de niño. Y ahora, que trabajo en IT en la Regis University, conozco algunos jesuitas devotos. No deberíamos juzgarles a todos ustedes por los horribles pecados de unos pocos". "Gracias", sonreí. Supongo que las cosas se habían arreglado porque, mientras se iba, añadió: "al menos, le debo un chiste: ¿qué sucede si no puedes pagar a tu exorcista?" "Ni idea", respondí. "Una re-posesión" Nos reímos y nos separamos. Pese al final feliz, aún temblaba y casi sentí que necesitaba un exorcismo para expulsar de mi alma sacudida el horror que todo este asunto ha significado para las víctimas y sus familias, para nuestros católicos, como ese hombre... y para nosotros, los sacerdotes.

domingo, 3 de abril de 2011


Presentamos la declaración del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, sobre la sentencia de la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. "La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la exposición obligatoria del crucifijo en las aulas de las escuelas públicas italianas se ha recibido con satisfacción por parte de la Santa Sede "Se trata de una sentencia histórica, como demuestra el resultado al que ha llegado la Gran Sala al final de un examen profundo sobre la cuestión. De hecho, ha rebatido desde todos los puntos de vista una sentencia de primera instancia, adoptada por unanimidad por una Cámara del Tribunal, que suscitó no sólo el recurso del Estado Italiano, sino también el apoyo de numerosos Estados europeos, como nunca antes había sucedido, y la adhesión de muchas organizaciones no gubernamentales, expresión de un amplio sentimiento de la población.

"Se reconoce, por tanto, a un nivel jurídico sumamente autorizado e internacional que la cultura de los derechos del hombre no debe ponerse en contraposición con los fundamentos religiosos de la civilización europea, a los que el cristianismo ha dado una contribución esencial. Se reconoce, además, según el principio de subsidiariedad, que es un deber garantizar a cada país un margen de aprecio del valor de los símbolos religiosos en la propia historia cultural y en la identidad nacional y del lugar de su exposición (como ha sido confirmado en estos días también por sentencias de tribunales supremos de algunos países europeos).

En caso contrario, en nombre de la libertad religiosa, se tendería paradójicamente a limitar o incluso a negar esta libertad para excluir de la vida pública toda manifestación. De este modo, se violaría la misma libertad, obscureciendo las identidades específicas y legítimas. El Tribunal sentencia, por tanto, que la exposición del crucifijo no es adoctrinamiento, sino expresión de la identidad cultural y religiosa de los países de tradición cristiana.

"La nueva sentencia de la Gran Sala es bien acogida también porque contribuye eficazmente a restablecer la confianza en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por parte de una gran parte de europeos, convencidos y conscientes del papel determinante de los valores cristianos en su propia historia, pero también en la edificación de la unidad europea y en su cultura de derecho y de libertad".

Presentamaos la declaración del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el 19 de marzo por la tarde sobre, la sentencia de la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo.


Conversion de Maria Vallejo-Nagera en Medjugorje

Pope John Paul - The Impossible Dream.

ORAR POR ESTA IMPORTANTE JORNADA DE ANÁLISIS Y REFLEXIÓN DE LOS OBISPOS CHILENOS


Obispos dialogarán sobre situación actual de la IglesiaLa 101ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile se efectuará a contar del lunes 4 de abril y hasta el viernes 8 en la casa de retiros de Punta de Tralca.

Ésta es la primera de las dos reuniones ordinarias anuales del Episcopado chileno, y a ella concurrirán 31 de los
32 obispos actualmente en ejercicio. Sólo estará ausente el Obispo de Iquique, mons.
Marco Antonio Órdenes, quien participará en un encuentro en la Santa Sede sobre asuntos pastorales de su especialidad.El encuentro se iniciará el lunes 4 a las 12:00 hrs. con una eucaristía que, como es habitual, será presidida por el Nuncio Apostólico, Mons. Giuseppe Pinto.En esta asamblea, los Obispos reflexionarán sobre la realidad nacional y eclesial. Se ha previsto un tiempo importante para que los pastores compartan sus puntos de vista sobre la situación que vive la Iglesia en la hora presente.

Otro asunto que se analizará en esta ocasión es la importancia de las Comunicaciones en la vida eclesial y pastoral, con participación de algunos de los expertos que estarán en Santiago con ocasión del 1er Seminario de Comunicaciones Institucionales de la Iglesia. Los Obispos también avanzarán en el estudio de un documento episcopal sobre el medio ambiente, y abordarán el caminar de la Misión Continental en Chile, en este año de la comunión misionera y en perspectivas para el año 2012.-



Fuente: Prensa CECh