domingo, 16 de enero de 2011



Asamblea 2011, “Espiritualidad de Comunión y Misión en clave Eucarística:Diócesis de San Felipe evaluó su caminar de Discípulado Misionero El fraternal encuentro contó con la presencia del Director Ejecutivo de la Misión Continental, Rafael Silva.

En un clima de fraternidad y comunión la Diócesis de San Felipe realizó su Asamblea Diocesana 2011, el pasado sábado 8 de enero en Llay Llay, V región.

Más de 400 agentes pastorales de toda la Diócesis, acudieron a este encuentro, que tuvo como eje central evaluar y proyectar cómo la Misión Continental cruza el camino pastoral de la Diócesis.

El Director Ejecutivo de la Misión Continental, Rafael Silva, invitado a este encuentro, resaltó el entusiasmo y el compromiso de los Discípulos Misioneros de San Felipe, quiénes son protagonistas de este hermoso proceso de renovación que vive nuestra iglesia a partir de la Conferencia de Aparecida: "Admiro cómo la Diócesis de San Felipe busca llevar la misión continental a su pastoral cotidiana, poniendo todos los recursos al servicio de este proceso de renovación, enfrentando las dificultades y proyectando los desafíos futuros" comentó Rafael Silva, quién presentó los acentos de la Misión Continental para el 2011 a la asamblea.

El Obispo de San Felipe, Mons. Cristián Contreras Molina, destacó en su homilía los hechos que marcaron el año 2011 en su diócesis; la alegría de la visita de la Virgen Misionera, el hábito de visitar hogares y también el dolor que les embarga por la denuncia de abuso a menores de uno de los sacerdote de este iglesia diocesana: "...debo decir una palabra sobre el dolor que estamos viviendo debido a las denuncias por abuso de menores en contra de un hermano sacerdote. Ellas constituyen un duro golpe para quienes hemos optado por seguir a Cristo pobre, obediente y célibe," señaló el obispo.

Mons. Contreras desatacó también, el desafío de ser una iglesia permanentemente misionera, sin desconocer las misiones que se han realizado antes en nuestra iglesia: "Por muchos años, hemos vivido la presencia de misioneros en nuestras comunidades parroquiales y sectoriales. Nadie podría desconocer el bien que estos misioneros (as) han hecho y siguen haciendo. Pasar de esta vivencia misionera al de una iglesia en misión permanente, no es fácil. Salir de nuestros esquemas pastorales obliga asumir que la realidad que vive el mundo es distinta y que los problemas de todo orden exigen una respuesta adecuada a las circunstancias que enfrenta el hombre y la sociedad".
Finalmente, luego de un trabajo grupal que invitó a los decanatos y áreas pastorales, a proponer acciones en torno a la espiritualidad de la comunión y la misión, Mons. Cristián Contreras Molina, dirigió unas palabras finales a la Asamblea; enfatizando en los Aspectos de la Misión Continental que la Diócesis quiere acentuar en el 2011:"La vida eucarística y la espiritualidad de la comunión, la lectura orante de la Palabra, formación permanente; jóvenes en riesgo social y la pastoral penitenciaria" señaló el obispo Mons. Cristián Contreras Molina, entre otros acentos.

Fuente: Misión Continental
El Papa beatificará a Juan Pablo II el próximo 1 de mayoEl Santo Padre Benedicto XVI presidirá el próximo 1 de mayo, en el Vaticano, II Domingo de Pascua de la Divina Misericordia, el rito de beatificación de Juan Pablo II.
En una nota informativa de la Congregación para las Causas de los Santos se afirma que "hoy, 14 de enero, durante la audiencia concedida al cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Papa ha autorizado a este dicasterio a promulgar el Decreto sobre el milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II (Karol Wojtyla). Este acto pone fin al proceso que precede al rito de beatificación."Como se sabe, la Causa, por dispensa pontificia, comenzó antes de que transcurrieran los cinco años desde la muerte del Siervo de Dios, exigidos por la normativa vigente. Esta medida fue solicitada por la imponente fama de santidad de la que gozó Juan Pablo II en su vida, en la muerte y después de la muerte.
Por lo demás, se observaron en su totalidad las disposiciones canónicas comunes acerca de las causas de beatificación y canonización."De junio de 2005 a abril de 2007 tuvieron lugar la investigación diocesana principal romana y las rogatoriales en diferentes diócesis, sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad y de milagros. La validez jurídica de los procesos canónicos fue reconocida por la Congregación para las Causas de los Santos con el Decreto del 4 de mayo de 2007.
En junio de 2009, examinada la "Positio", nueve consultores teólogos de la Congregación dieron su parecer positivo sobre la heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios. En noviembre, siguiendo el procedimiento habitual, la misma "Positio" fue sometida al juicio de los cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, que se expresaron con sentencia afirmativa."El 19 de diciembre de 2009, el Sumo Pontífice Benedicto XVI autorizó la promulgación del decreto sobre la heroicidad de las virtudes.
"En vista de la beatificación del Venerable Siervo de Dios, la postulación de la causa presentó al examen de la Congregación para las Causas de los Santos la curación de la "enfermedad de Parkinson" de la hermana Marie Simon Pierre Normand, religiosa del Institut des Petites Soeurs des Maternités Catholiques."Como es habitual, las numerosas actas de la investigación canónica, regularmente instruida, junto con los detallados exámenes médico-legales, se sometieron al examen científico de la Consulta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos, el 21 de octubre de 2010. Sus expertos, tras haber estudiado con la habitual minuciosidad los testimonios procesales y toda la documentación, se expresaron a favor de que la curación era científicamente inexplicable.
Los consultores teólogos, tras haber revisado las conclusiones médicas, el 14 de diciembre de 2010 procedieron a la valoración teológica del caso y reconocieron por unanimidad la unicidad, la antecedencia y la invocación coral dirigida al Siervo de Dios Juan Pablo II, cuya intercesión había sido eficaz para la curación milagrosa.Por último, el 11 de enero de 2011, se celebró la Sesión Ordinaria de cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos, que emitió un fallo unánime y afirmativo, considerando milagrosa la curación de la hermana Marie Simon Pierre, en cuanto realizada por Dios de modo científicamente inexplicable, después de interceder al Papa Juan Pablo II, invocado con confianza tanto por la misma persona curada como por muchos otros fieles".-
Fuente: Servicio Informativo Vaticano Vaticano, 14/01/2011

HOMILIA DEL BAUTISMO DE JESÚS. 2011


El Bautismo de Jesús Epifanía de Dios que nos muestra al Hijo y nos hace hijos.


MATERIAL DE APOYO ENVIADO POR EL PRESBÍTERO PADRE CARMELO HERNÁNDEZ DESDE TENERIFE ESPAÑA.


Is. 42, 1-4.6-7; Sal. 28; Hechos, 10, 34-38; Mt. 3, 13-17.


El bautismo de Jesús en el Jordán, que hemos escuchado en el relato del evangelio fue una impresionante Epifanía. Hemos venido contemplando la gloria del Señor desde su nacimiento en Belén en muchos signos que se iban manifestando en cada uno de los momentos. Hoy, allí en el Jordán, se manifiesta en todo su esplendor la gloria del Señor.Comencemos por recordar el sentido o el significado del bautismo de Juan en el Jordán.


El Bautista invitaba a las gentes a preparar los caminos del Señor y un signo por el cual manifestaban su arrepentimiento y sus deseos de conversión era el sumergirse en las aguas del Jordán. Aquel bautismo tenía un sentido penitencial. Sintiéndose pecadores y con esos deseos de conversión acudían a Juan para que los bautizara. Pero allí se acerca Jesús, el que no tenía pecado, en la fila de los pecadores que acudían a que Juan los bautizara. ¿Lo necesitaba Jesús? El es el justo y el santo de Dios. En El no había pecado, pero quería cargar con nuestros pecados. No sería un bautismo de agua el que en verdad nos purificara, el que iba a redimirnos. Sería su sangre derramada en la Cruz; sería la entrega de su vida; sería su amor redentor. Por eso diferenciamos bien el bautismo de Juan al bautismo que nosotros recibimos en nombre de Jesús. ‘Soy yo el que te necesita que Tú me bautices, ¿y acudes a mí?, intentaba Juan disuadirlo… Cumplamos lo que Dios quiere’, le replica Jesús. Ya Juan había sido santificado en el seno de su madre cuando la visita de María a Isabel.


Grande era la misión que realizaba Juan preparando los caminos del Señor, señalándonos al que había de venir para traernos la salvación. ‘Cumplamos lo que el Señor quiere’. Iban a manifestarse allí las maravillas del Señor como imagen también del nuevo Bautismo.‘Juan se lo permitió’, como dice el evangelista. Pero comenzaron a suceder cosas maravillosas. Se manifestaba la gloria del Señor. Era el por qué de Jesús acudir al bautismo de Juan. Se nos iba a decir en verdad quien era Jesús. ‘Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre El. Y vino una voz del cielo que decía: Este es mi Hijo, el amado, el predilecto’.


Aquel Jesús venido desde Galilea era, es el Hijo de Dios hecho hombre para nuestra salvación. Lo está señalando el Padre desde el cielo, ‘el Hijo amado de Dios’. El Espíritu de Dios lo está envolviendo con la gloria de la divinidad. ‘Hiciste descender tu voz desde el cielo para que el mundo creyese que tu Palabra habitaba entre nosotros…’ decimos en el prefacio. El evangelio de san Juan no nos narra el bautismo de Jesús, pero sí nos dice que ‘la Palabra que estaba junto a Dios y que era Dios, que era la vida y que era la luz de los hombres, se hizo carne y acampó entre nosotros’. Los evangelios sinópticos por su parte nos hacen oír la voz del Padre en el Bautismo de Jesús para decirnos que allí está el Hijo de Dios que se hizo carne, que se hizo hombre y que es ‘el ungido por medio del Espíritu para que los hombres reconociesen en El al Mesías, enviado a anunciar la salvación a los pobres’, como nos dice el prefacio; ‘el que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo porque Dios estaba con El’, como hemos escuchado a Pedro en el relato de los Hechos de los Apóstoles.Es la maravilla que hoy estamos celebrando. Es la culminación de las fiestas de la Navidad y de la Epifanía del Señor que hemos venido celebrando. En todo su esplendor se nos manifiesta la gloria del Señor, como decíamos.


Es Jesús en quien creemos y a quien queremos seguir; es Jesús que se abajó y se hizo el último y el servidor de todos – ‘mirad a mi siervo, a quien sostengo, mi elegido a quien prefiero’, como nos decía el profeta – a quien vemos exaltado y glorificado con la gloria del Señor. Es lo que nos decía san Pablo en el texto que tantas veces hemos escuchado ‘se abajó, se despojó de su rango, pasó por uno de tantos, se rebajó hasta someterse a una muerte de Cruz, pero Dios lo levantó sobre todo y le concedió el nombre sobre todo nombre, de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble y toda lengua proclame Jesús es Señor para gloria de Dios Padre…’Pero Jesús ha venido a levantarnos a nosotros.


Quiere que nos unamos a El para vivir su misma vida. Se hizo semejante a nosotros en su humanidad para que podamos transformarnos interiormente a su imagen. A partir de Jesús el Bautismo tendrá un nuevo significado porque para nosotros no será sólo purificación como lo era el de Juan sino una participación en todo el misterio de Cristo, en su muerte y en su resurrección para darnos su vida, para hacernos hijos de Dios. Es el nuevo bautismo, el nuevo renacer del que le hablaba Jesús a Nicodemo. No somos bautizados solo en agua sino en agua y el Espíritu para ser hijos de adopción. ‘Si no naces de nuevo… si no naces del agua y del Espíritu no puedes ver el Reino de Dios’. Bautizados somos nosotros en el Espíritu para entrar en el Reino de Dios, en el reino donde todos somos hijos. ‘A cuántos le recibieron les da poder para ser hijos de Dios si creen en su nombre… no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios…’ que hemos escuchado repetidamente estos días.Sí, que escuchemos con fe la Palabra de Jesús, que pongamos toda nuestra fe en El, que le sigamos con toda nuestra vida y con todo nuestro amor para que podamos llamarnos y ser en verdad hijos de Dios. Grande es la dignidad a la que nos ha llamado, que se nos ha concedido en Jesús. También escuchamos esa voz del cielo en nuestro corazón llamándonos hijos amados. Que vivamos en consecuencia como hijos. Que resplandezcamos entonces con la santidad de los hijos, con el amor de los hijos. Que nos sintamos, pues, transformados y en verdad eso se note en nuestra vida, en nuestras actitudes, en nuestros comportamientos, en nuestro trato a los demás. Cómo tenemos que saber dar gracias al Señor porque podemos contemplar su gloria como hoy en la fe la contemplamos en el Evangelio y en toda nuestra celebración.


Somos dichosos porque cuánto el Señor en su amor nos regala. Nuestra celebración tiene que ser algo muy vivo para que podamos sentir esa gloria de Dios en nosotros; es una dicha que podamos escuchar su Palabra; es una dicha que podamos alimentarnos de El en el Sacramento. Por eso hemos de poner a tope nuestra fe y en consecuencia que surja llena de amor nuestra alabanza. Que se nos abran los ojos del alma para gustar de la gloria del Señor que aquí se nos manifiesta.