jueves, 30 de junio de 2011

MERECIDO RECONOCIMIENTO



En el Acto Civico-Militar con que se conmemoró el Aniversario numero 181 de la histórica comuna de Putaendo, fue distinguido como "VECINO DESTACADO" el Padre Ricardo Gómez Herrera, MTS., Superior de la Obra Misionera de la Transfiguración del Señor, y Párroco de Nuestra Señora del Carmen de Rinconada de Silva.

lunes, 27 de junio de 2011

SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI 2011.




Solemnidad, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Jueves*, después de la Solemnidad Santísima Trinidad*(Donde esta solemnidad no es precepto, se celebra el domingo después de la Solemnidad de la Santísima Trinidad)

«Mi carne es verdadera comida, y mi Sangre verdadera bebida; el que come mi Carne, y bebe mi Sangre, en Mí mora, y Yo en él.» (Jn 6, 56-57)
Esta fiesta se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, siendo extendida a toda la Iglesia occidental por el Papa Urbano IV en 1264, teniendo como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento que entonces comenzaron a celebrarse y que han llegado a ser verdaderos monumentos de la piedad católica. Ocurre, como en la solemnidad de la Trinidad, que lo que se celebra todos los días tiene una ocasión exclusiva para profundizar en lo que se hace con otros motivos. Este es el día de la eucaristía en sí misma, ocasión para creer y adorar, pero también para conocer mejor la riqueza de este misterio a partir de las oraciones y de los textos bíblicos asignados en los tres ciclos de las lecturas.
El Espíritu Santo después del dogma de la Trinidad nos recuerda el de la Encarnación, haciéndonos festejar con la Iglesia al Sacramento por excelencia, que, sintetizando la vida toda del Salvador, tributa a Dios gloria infinita, y aplica a las almas, en todos los tiempos, los frutos extraordinarios de la Redención. Si Jesucristo en la cruz nos salvó, al instituir la Eucaristía la víspera de su muerte, quiso en ella dejarnos un vivo recuerdo de la Pasión. El altar viene siendo como la prolongación del Calvario, y la misa anuncia la muerte del Señor. Porque en efecto, allí está Jesús como una víctima, pues las palabras de la doble consagración nos dicen que primero se convierte el pan en Cuerpo de Cristo, y luego el vino en Su Sangre, de manera que, ofrece a su Padre, en unión con sus sacerdotes, la sangre vertida y el cuerpo clavado en la Cruz.
La Hostia santa se convierte en «trigo que nutre nuestras almas». Como Cristo al ser hecho Hijo de recibió la vida eterna del Padre, los cristianos participan de Su eterna vida uniéndose a Jesús en el Sacramento, que es el símbolo más sublime, real y concreto de la unidad con la Víctima del Calvario.
Esta posesión anticipada de la vida divina acá en la tierra por medio de la Eucaristía, es prenda y comienzo de aquella otra de que plenamente disfrutaremos en el Cielo, porque «el Pan mismo de los ángeles, que ahora comemos bajo los sagrados velos, lo conmemoraremos después en el Cielo ya sin velos» (Concilio de Trento).
Veamos en la Santa Misa el centro de todo culto de la Iglesia a la Eucaristía, y en la Comunión el medio establecido por Jesús mismo, para que con mayor plenitud participemos de ese divino Sacrificio; y así, nuestra devoción al Cuerpo y Sangre del Salvador nos alcanzará los frutos perennes de su Redención.
Secuencia
Alaba, alma mía, a tu Salvador; alaba a tu guía y Pastor con himnos y cánticos.
Pregona su gloria cuanto puedas, porque Él está sobre toda alabanza, y jamás podrás alabarle lo bastante.
El tema especial de nuestros loores es hoy el Pan vivo y que da Vida.
El cual no dudamos fue dado en la mesa de la Sagrada Cena a los doce Apóstoles.
Sea, pues, llena, sea sonora, sea alegre, sea pura la alabanza de nuestra alma.
Porque celebramos solemnemente el día en que este divino Banquete fue instituído.
En esta mesa del nuevo Rey, la Pascua nueva de la Nueva Ley pone fin a la Pascua antigua.
Instruídos, con sus santos mandatos, consagramos el pan y el vino, que se convierten en Hostia de salvación.
Es dogma para los cristianos, que el pan se convierte en carne, y el vino en sangre.
Lo que no comprendes y no ves, una fe viva lo atestigua, fuera de todo el orden de la naturaleza.
Bajo diversas especies, que son accidente y no sustancia, están ocultos los dones más preciados.
Su Carne es alimento y Su Sangre bebida; mas todo entero está bajo cada especie.
Se recibe íntegro, sin que se le quebrante ni divida; recíbese todo entero.
Recíbelo uno, recíbenlo mil; y aquél le toma tanto como éstos, pues no se consume al ser tomado.
Recíbenlo los buenos y los malos; pero con desigual resultado, pues sirve a unos de vida y a otros de condenación y muerte.
Es muerte para los malos, y vida para los buenos; mira cómo un mismo alimento produce efectos tan diversos.
Cuando se divide el Sacramento, no vaciles, sino recuerda que Jesucristo tan entero está en cada parte como antes en el todo.
Ninguna partición hay en la sustancia, tan sólo hay partición de los accidentes, sin que se disminuya ni el estado, ni la estatura del que está representado.
He aquí el Pan de los Ángeles, hecho alimento de viandantes; es verdaderamente el Pan de los hijos, que no debe ser echado a los perros.
Estuvo ya representado por las figuras de la antigua Ley, en la inmolación de Isaac, en el sacrificio del Cordero Pascual, y en el Maná dado a nuestros padres.
Buen Pastor, Pan verdadero, ¡oh Jesús! apiádate de nosotros. Apaciéntanos y protégenos; haz que veamos los bienes en la tierra de los vivientes.
Tú, que todo los sabes y puedes, que nos apacientas aquí cuando somos aún mortales, haznos allí tus comensales, coherederos y compañeros de los santos ciudadanos del Cielo. Amén. Aleluya.
Procesión del Corpus Christi
Las procesiones son a modo de públicas manifestaciones de fe; y por eso la Iglesia las fomenta y favorece hasta con indulgencias. Pero la más solemne de todas las procesiones es la de Corpus Christi. En ella se cantan himnos sagrados y eucarísticos de Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico y de la Eucaristía. Algunos de los himnos utilizados tradicionalmente son: Pange lengua; Sacris solemniis; Verbum supérnum; Te Deum, al terminar la procesión; y, Tantum ergo, al volver de la procesión, en torno del altar para finalizar.
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EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. 2011



Sabemos que hay UN SOLO DIOS, en tres personas distintas entre sí, no por su naturaleza -que es la divinidad misma- sí por su obrar en la historia de la salvación. Así decimos que:
> DIOS PADRE, es el "Principio-sin principio"; no fue creado ni engendrado; es por sí sólo el Principio de Vida; es la vida misma, que posee en absoluta comunión con el Hijo y con el Espíritu Santo. > DIOS HIJO, es engendrado -no creado- por el Padre; Jesús es Hijo eterno y consustancial (de la misma naturaleza o sustancia); Dios es al mismo tiempo Padre, como el que engendra, e Hijo como el que es engendrado. > DIOS
ESPÍRITU SANTO, procede del Padre y del Hijo; es como una "espiración", soplo del Amor consustancial entre el Padre y el Hijo; se puede decir que Dios en su vida íntima es amor, que se personaliza en el Espíritu Santo. .

Diferentes "misiones" Si quisiéramos identificar a la Santísima Trinidad por sus "misiones" en el tiempo, o atribuciones, diríamos que:
Ä EL PADRE es el Principio de Vida, de quien todo procede. Se le atribuye la Creación. Ä EL HIJO procede eternamente del Padre, como engendrado por Él, y asumió en el tiempo una naturaleza humana por nuestra salvación. Se le atribuye la Redención. Ä EL ESPÍRITU SANTO es enviado por el Padre y el Hijo, como también procede de ellos, por vía de voluntad, a modo de amor; se manifestó primero en el Bautismo y en la Transfiguración de Jesús y luego el día de Pentecostés sobre los discípulos; habita en los corazones de los fieles con el don de la caridad (Cf. Ef 4,30). Se le atribuye la Santificación.
Porque el entendimiento humano no es capaz de comprender la esencia divina, no puede penetrar en el misterio de la vida íntima de Dios, sólo puede conocer lo que Dios revela y asumirlo con la fe; se puede aplicar aquí la frase de San Agustín: "Si lo comprendes, no es Dios". .

FESTIVIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD. 2011



En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos. Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer en un solo y único Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor y que es Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida y Santificador. El misterio de la Santísima Trinidad, es uno de los "misterios escondidos en Dios, -que como dice el Concilio Vaticano II-, si no son revelados, no pueden ser conocidos" Y, aun después de la Revelación, es el misterio más profundo de la fe, que el entendimiento por sí solo no puede comprender ni penetrar. En cambio, el mismo entendimiento, iluminado por la fe, puede en cierto modo, aferrar y explicar el significado del dogma, para acercar al hombre al misterio de la vida íntima del Dios Uno y Trino. Toda la Sagrada Escritura revela esta verdad: "Dios es Amor en la vida interior de una única Divinidad, como una inefable comunión de personas". Son Tres Personas distintas en un sólo Dios, como aprendimos en el catecismo.
El misterio de la Santísima Trinidad es la revelación más grande hecha por Jesucristo. Los judíos adoran la unicidad de Dios y desconocen la pluralidad de personas en la unicidad de la sustancia. Los demás pueblos adoran la multiplicidad de los dioses. El cristianismo es la única religión que ha descubierto, en la revelación de Jesús, que Dios es uno en tres personas. Ante esta revelación divina de su íntima esencia, no nos queda otra cosa que agradecerle esta confianza y adorar a las Tres Personas Divinas.

LOS SÍMBOLOS DEL ESPIRITU SANTO 2011



Al Espíritu Santo se le representa de diferentes formas:
El Agua: El simbolismo del agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que el agua se convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.
La Unción: Simboliza la fuerza. La unción con el óleo es sinónima del Espíritu Santo. En el sacramento de la Confirmación se unge al confirmado para prepararlo a ser testigo de Cristo.
El Fuego: Simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu.
La Nube y la Luz: Símbolos inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. Así desciende sobre la Virgen María para "cubrirla con su sombra". En el Monte Tabor, en la Transfiguración, el día de la Ascensión; aparece una sombra y una nube.
El Sello: Es un símbolo cercano al de la unción. Indica el carácter indeleble de la unción del Espíritu en los sacramentos y hablan de la consagración del cristiano.
La Mano: Mediante la imposición de manos los Apóstoles y ahora los Obispos, trasmiten el "don del Espíritu".
La Paloma: En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de paloma y se posa sobre Él.

MANERAS DE LLAMAR AL ESPIRITU SANTO 2011.



Formas de llamar al Espíritu Santo"Espíritu Santo" es el nombre propio de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, a quien también adoramos y glorificamos, junto con el Padre y el Hijo. Pero Jesús lo nombra de diferentes maneras:
EL PARÁCLITO: Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: "El Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la salvación eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el Espíritu Santo es llamado "otro paráclito" porque continúa haciendo operante la redención con la que Cristo nos ha librado del pecado y de la muerte eterna.
EL ESPÍRITU DE LA VERDAD: Jesús afirma de sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu Santo en aquel "discurso de despedida" con sus apóstoles en la Última Cena, dice que será quien después de su partida, mantendrá entre los discípulos la misma verdad que Él ha anunciado y revelado. El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo. Los campos de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia del mundo. La distinción entre la verdad y el error es el primer momento de dicha actuación. Permanecer y obrar en la verdad es el problema esencial para los Apóstoles y para los discípulos de Cristo, desde los primeros años de la Iglesia hasta el final de los tiempos, y es el Espíritu Santo quien hace posible que la verdad a cerca de Dios, del hombre y de su destino, llegue hasta nuestros días sin alteraciones.
Cada vez que rezamos el Credo, llamamos al Espíritu Santo: SEÑOR Y DADOR DE VIDA: El término hebreo utilizado por el Antiguo Testamento para designar al Espíritu es "ruah", este término se utiliza también para hablar de "soplo", "aliento", "respiración". El soplo de Dios aparece en el Génesis, como la fuerza que hace vivir a las criaturas, como una realidad íntima de Dios, que obra en la intimidad del hombre. Desde el Antiguo Testamento se puede vislumbrar la preparación a la revelación del misterio de la Santísima Trinidad: Dios Padre es principio de la Creación; que la realiza por medio de su Palabra, su Hijo; y mediante el Soplo de Vida, el Espíritu Santo. La existencia de las criaturas depende de la acción del soplo - espíritu de Dios, que no solo crea, sino que también conserva y renueva continuamente la faz de la tierra. (Cf. Sal 103/104; Is 63, 17; Gal 6,15; Ez 37, 1-14). Es Señor y Dador de Vida porque será autor también de la resurrección de nuestros cuerpos: "Si el Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos dará también la vida a sus cuerpos mortales por su Espíritu que habita en ustedes" (Rom 8,11).
La Iglesia también reconoce al Espíritu Santo como: SANTIFICADOR: El Espíritu Santo es fuerza que santifica porque Él mismo es "espíritu de santidad". (Cf. Is. 63, 10-11) En el Bautismo se nos da el Espíritu Santo como "don" o regalo, con su presencia santificadora. Desde ese momento el corazón del bautizado se convierte en Templo del Espíritu Santo, y si Dios Santo habita en el hombre, éste queda consagrado y santificado. El hecho de que el Espíritu Santo habite en el hombre, alma y cuerpo, da una dignidad superior a la persona humana que adquiere una relación particular con Dios, y da nuevo valor a las relaciones interpersonales. (Cf. 1Cor 6,19) .

ORACIÓN PARA BUSCAR SENTIDO EN JESÚS TRANSFIGURADO A NUESTRA VIDA




Salmo en busca del sentido de la vida.


Como si empezara a salir de un sueño, así me siento, Señor Jesús.Comienzo a saborear el alba de un nuevo amanecer, y es algo así como la paz después de la tormenta.Un arcoiris se abre sobre mi vida en búsqueda y ahora sé que después de la tempestad viene la calma.Señor Jesús, Señor del sosiego y de la serenidad, acompáñame en este nuevo camino que estreno.Yo quiero Señor, poner mis ojos dentro.



Quiero abrir los ojos del corazón y con 'nuevos ojos de ver' mirar la luz y buscar el bien y la belleza, la verdad y el amor en mi corazón escondido y silencioso.Quiero, Señor, construir mi vida desde la Vida.Quiero levantar mi vuelo desde una libertad responsable.Quiero hacer verdad en mi camino desde la Verdad.Quiero, Señor, vivir el amor y el servicio desde el Amor.Te necesito, Tú que eres la respuesta a mi búsqueda.



Señor Jesús, yo quiero un sentido para mi vida, Quiero crecer en búsqueda de razones para mi existencia;encontrar el ideal, la norma, el modelo de ser hombre.



Quiero, Señor Jesús, orientar mi vida, darle rumbo;saber la razón de mi origen, de dónde vengo.Quiero que el río de mi vida tenga en ti su manantial.Quiero saber la razón de lo que haga en la vida;saber si mi vida vale la pena vivirla.Quiero que el sentido de mi vida seas tú.Quiero saber hacia dónde camino, saber cual es el destino y la meta de mi vida.Quiero que tú, Cristo el Señor, seas el final de mi camino.Señor Jesús, no quiero una vida que se apoye desde fuera.No quiero muletas que no me dejen ir lejos.No quiero soportes que no aguanten mi libertad.No quiero parches para mi camino, ni caretas para mis problemas.No quiero manos que me empujen, ni que den cuerda a mi fracaso.



No quiero quedarme en la cáscara de las cosas mientras mi corazón se muere de hambre.No quiero optar por la muerte, por la destrucción, por las cosas que se acaban, por el humo de pajas.No quiero vivir desde la superficie, desde la piel.No quiero ser vida vacía, vida gastada.Señor Jesús: ¡quiero vivir con fuerza y desde dentro!.Señor Jesús, quiero pedirte fuerza para optar.Fuerza para optar como persona, como hombre.Fuerza para optar por una fe recia en ti;para optar por la comunidad en que vivo.



Fuerza para optar por un proyecto de vida;para optar porlos necesitados de ayuda.Fuerza para optar poruna vida sin término;para optar y vivir siempre decidido a comenzar de nuevo.Señor Jesús, abre mis ojos a la luz de tu verdad.Abre mis ojos al corazón del hombre que transciende;a los valores de tu Reino.Abre mis ojos a la bondad y la ternura, al perdón, a la justicia, a la fraternidad, a la verdad, a la pureza y a la sencillez.Señor Jesús, abre mis ojos a los valores que no se acaban.Señor Jesús, abre mis ojos más allá de tu muerte: a la luz y la libertad de tu Resurrección.



Tú, Señor Jesús, estás aquí, en mi nuevo camino.Tú, Señor Jesús, estás aquí y me ofreces tu proyecto de vida.Yo cuento contigo: eres la respuesta a mi pregunta;eres la razón a mis razones.Yo cuento contigo:eres el ideal de hombre que yo quiero;eres el proyecto que yo asumo.Yo cuento contigo:eres la Persona y el Programa de mi vida;eres el sentido de mi vida

LA CONFIRMACIÓN Y EL E. SANTO 2011



La Confirmación y el Espíritu Santo.




A continuación ponemos a su disposición documentos y catequesis de S.S. Juan Pablo II sobre el sacramento de la Confirmación y el Espíritu Santo
El «sello del Espíritu» y el testimonio hasta el martirioCatequesis de S.S. Juan Pablo II en la audiencia general de los miércoles, 14 de octubre de 1998





La confirmación como culminación de la gracia bautismalCatequesis de S.S. Juan Pablo II en la audiencia general de los miércoles, 30 de septiembre de 1998




El Espíritu Santo nos infunde la fuerza y la valentía para dar testimonio de CristoHomilía de S.S. Juan Pablo II en el Domingo de la Solemnidad de Pentecostés, 18 de mayo de 1997






El Espíritu Santo os lo enseñará todo" [cf. Jn 14, 26]Mensaje de S.S. Juan Pablo II con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud de 1998Ciudad del Vaticano, 30 de noviembre de 1997



LITURGIA DE PENTECOSTES PARA NIÑOS. 2011



A continuación te presentamos un esquema de la liturgia preparada por la Pastoral de la Infancia de la Conferencia Episcopal de Chile - por el Pbro. Rodrigo Domínguez - para realizar con los niños y así recordar la Fiesta de Pentecostés. A través del cuento, la liturgia y la pintura, te invitamos a motivar a niños y niñas a vivir cada día, con mayor fuerza los dones del Espíritu. Primer momento:CuentoPreguntas para compartirSegundo momento:Liturgia "Celebrando con los niños"Agradecer los donesPedir que estos crezcan en nosotros¿Qué dones nos hacen más falta?OraciónTercer momento:Sugerencias para actividades con los niños






Materiales:Llamitas de cartulinas para que los niños las usen como distintivos.


Catequesis de S.S. Juan Pablo II relacionadas al Espíritu Santo.




El Espíritu de Dios y las «semillas de verdad» presentes en las religiones no cristianasCatequesis de S.S. Juan Pablo II en la audiencia general de los miércoles.9 de setiembre de 1998.
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El Espíritu Santo, fuente de comuniónCatequesis de S.S. Juan Pablo II en la audiencia general de los miércoles.29 de julio de 1998.Bajar en archivo Word
La vida en el EspírituCatequesis de S.S. Juan Pablo II en la audiencia general de los miércoles.21 de octubre de 1998.Bajar en archivo Word


Qué Es Pentecostés.


Fiesta de Pentecostés.


Originalmente se denominaba “fiesta de las semanas” y tenía lugar siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos (Lv 23 15-21; Dt 169). Siete semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés (= cincuenta) que recibió más tarde. Según Ex 34 22 se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha a su sazón, pero tendría lugar casi siempre durante el mes judío de Siván, equivalente a nuestro Mayo/Junio. En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha recogida, pero pronto se le añadió un sentido histórico: se celebraba en esta fiesta el hecho de la alianza y el don de la ley.
En el marco de esta fiesta judía, el libro de los Hechos coloca la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Hch 2 1.4). A partir de este acontecimiento, Pentecostés se convierte también en fiesta cristiana de primera categoría (Hch 20 16; 1 Cor 168).
(Vocabulario Bíblico de la Biblia de América)Comisión Nacional de Pastoral Bíblica
PENTECOSTÉS, algo más que la venida del espíritu...

La fiesta de Pentecostés es uno de los Domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.
Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio. Por lo tanto no podemos desvincularla de la Madre de todas las fiestas que es la Pascua.


En este sentido, Pentecostés, no es una fiesta autónoma y no puede quedar sólo como la fiesta en honor al Espíritu Santo. Aunque lamentablemente, hoy en día, son muchísimos los fieles que aún tienen esta visión parcial, lo que lleva a empobrecer su contenido.
Hay que insistir que, la fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tenemos la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.
Es bueno tener presente, entonces, que todo el tiempo de Pascua es, también, tiempo del Espíritu Santo, Espíritu que es fruto de la Pascua, que estuvo en el nacimiento de la Iglesia y que, además, siempre estará presente entre nosotros, inspirando nuestra vida, renovando nuestro interior e impulsándonos a ser testigos en medio de la realidad que nos corresponde vivir.
Culminar con una vigilia:
Entre las muchas actividades que se preparan para esta fiesta, se encuentran, las ya tradicionales, Vigilias de Pentecostés que, bien pensadas y lo suficientemente preparadas, pueden ser experiencias profundas y significativas para quienes participan en ellas.
Una vigilia, que significa “Noche en vela” porque se desarrolla de noche, es un acto litúrgico, una importante celebración de un grupo o una comunidad que vigila y reflexiona en oración mientras la población duerme. Se trata de estar despiertos durante la noche a la espera de la luz del día de una fiesta importante, en este caso Pentecostés. En ella se comparten, a la luz de la Palabra de Dios, experiencias, testimonios y vivencias. Todo en un ambiente de acogida y respeto.


Es importante tener presente que la lectura de la Sagrada Escritura, las oraciones, los cantos, los gestos, los símbolos, la luz, las imágenes, los colores, la celebración de la Eucaristía y la participación de la asamblea son elementos claves de una Vigilia.
En el caso de Pentecostés centramos la atención en el Espíritu Santo prometido por Jesús en reiteradas ocasiones y, ésta vigilia, puede llegar a ser muy atrayente, especialmente para los jóvenes, precisamente por el clima de oración, de alegría y fiesta.
Algo que nunca debiera estar ausente en una Vigilia de Pentecostés son los dones y los frutos del Espíritu Santo. A través de diversas formas y distintos recursos (lenguas de fuego, palomas, carteles, voces grabadas, tarjetas, pegatinas, etc.) debemos destacarlos y hacer que la gente los tenga presente, los asimile y los haga vida.


No sacamos nada con mencionarlos sólo para esta fiesta, o escribirlos en hermosas tarjetas, o en lenguas de fuego hechas en cartulinas fosforescentes, si no reconocemos que nuestro actuar diario está bajo la acción del Espíritu y de los frutos que vayamos produciendo.
Invoquemos, una vez más, al Espíritu Santo para que nos regale sus luces y su fuerza y, sobre todo, nos haga fieles testigos de Jesucristo, nuestro Señor.
Eduardo Cáceres Contreras

miércoles, 22 de junio de 2011

LA PRIMERA COMUNION DE PIA-INCREIBLE TESTIMONIO DE NIÑA DE DOS AÑOS


Pía, una niña de dos años y medio, asistía regularmente los cursos de Oración desde la edad de un año y medio y, a parte de su tierna edad, no había nada de especial en ella. Todavía no hablaba, pero era tranquila y estaba atenta y, sin que nos diéramos cuenta, en el silencio de su corazón crecía en sabiduría y gracia. Una tarde, enseñando una imagen de las manos de un sacerdote en el momento en que elevaba la hostia, le pregunté a los niños que se preparaban para la Primera Comunión qué era aquel disco blanco. Pía había cumplido apenas los dos años, estaba sentada, como siempre tranquila, con los ojos atentos, sus piecesitos se asomaban apenas de la silla: “CARNE”, respondió claramente a pesar de tener todavía el chupón entre los labios. Fue la primera palabra que le había escuchado pronunciar.
Con un murmullo de exclamaciones y de sorpresa los adultos presentes dirigieron su mirada sobre aquella niña tan pequeña. Muchos ojos se llenaron de lágrimas. Nunca había pensado usar tal expresión, que me parecía demasiado cruda, y ahora, de la boca de una niña de dos años, me llegaba la respuesta profundamente teológica.
Comprendí a fondo como la inocencia permite comprender los misterios de la Gracia también a los niños muy pequeños.
Mientras tanto, en la intimidad del calor familiar, la inteligencia de la pequeña Pía, se iba despertando increíblemente rápido en todo lo relacionado con la oración y la fe, era más rápida que sus hermanitos más grandes. Mostraba interés por las cosas espirituales y entendía los lazos de manera sorprendente, dejando transparentar siempre una gran tranquilidad interior y un abandono confiable. Mostraba amar tiernamente al Niño Jesús y al Corazón Inmaculado de Maria y cuando le preguntaban por que lloraba la Virgen, contestaba triste: “¡Por que los hombres no rezan!” ¿No fue precisamente la Virgen que en Fátima dijo que se pierden muchas almas por que nadie reza por ellas?
Se acercaba la fiesta de Navidad de 1994. A mediados de diciembre recibí inesperadamente una carta desde Fátima con anexa una copia de la homilía pronunciada por Juan Pablo II el 17 de agosto. En ella el Papa -haciendo alusión a cuanto dijo San Pío X: “¡Habrá niños santos!” motivando la necesidad de la Primera Comunión al primer uso de razón- confirmaba tal declaración y agregaba una misteriosa profecía “Habrá apóstoles entre los niños”. Cada una de las palabras de esta homilía del Santo Padre me quedó impresa en el alma, como también su estupenda “Carta del Papa a los niños del mundo”.
La mañana de Navidad, en ocasión de la reunión de nuestro curso de oración, la pequeña Pía manifestó su deseo de guiar la oración ella sola y hasta recitó las palabras del misterio: “Consideramos la visita de María a Isabel”. Se lo conté después a sus padres quienes se quedaron incrédulos.
En esos días estábamos concluyendo también los preparativos de la peregrinación que nuestros niños de la Primera Comunión iban a hacer a Annecy, donde están sepultados el santo Cura de Ars y la pequeña Anna de Guigné. El viaje había sido programado para el día de la fiesta de los Santos Inocentes y me quedé maravillado cuando supe por su madre que Pía también deseaba participar.
Me quedé más sorprendido aún por su comportamiento durante el larguísimo viaje: tranquila y bien portada lo resistió como una adulta, tendiendo siempre entre sus brazos una estatuita del Niño Jesús: Muchos se dieron cuenta y se conmovieron.
También don Umberto H, que guiaba la peregrinación de los niños notó la sorprendente madurez de Pía y la consideró bien preparada para la Primera Comunión que ella solicitaba insistentemente.
Iba comprendiendo siempre mas por que San Pío X deseaba que los niños recibieran la Primera Comunión a tierna edad. Recordaba siempre el episodio ocurrido entre él y una señora que le presentaba a un niño para que lo bendijera. “¿Cuántos años tiene su hijo?”, le preguntó. ”Cuatro años, Santidad, y a los 7 podrá recibir la Primera Comunión”. El Santo Padre fijó su mirada en los ojos vivaces del niño, le acarició dulcemente su cabeza y le preguntó: “Hijo, ¿a quien recibes en la Primera Comunión?” - “A Jesucristo”, contestó el pequeño. “¿Y quien es Jesucristo?” –“Jesucristo es Dios”. Y el Santo Padre concluyó. “¡Tráiganme mañana al pequeño! Yo mismo le daré la Primera Comunión”
Gracias a Pía me volvía cada vez más conocedor de esta realidad: los niños que sienten profundamente esta exigencia de recibir a Jesús en la Eucaristía son muchos, pero nadie satisface su necesidad. Comprendí también qué tan breve y valioso es este periodo de gracia en la vida del niño; muchos padres me confirmaban que hubieran querido llevar a sus hijos a la Comunión porque se los pedían insistentemente ya desde los 3 o 4 años. Me decían que los pequeños a esa edad vivían una relación muy tierna y delicada con el Cielo, que sin embargo, sin la ayuda de la Comunión se entibiaba y se apagaba.
Pero ¿cómo se llegó a la Comunión de Pia?
Alguien – no supe nunca quien fue- me había mandado un trajecito para Comunión excepcionalmente pequeño. Pía lo vio y habló inmediatamente como de “su” vestidito: estaba muy convencida que pronto recibiría a Jesús. Dejé el vestidito con su mamá para que lo conservara pero… ¿cómo hubiéramos podido hacer que recibiera la Comunión a los dos años y medio?
Nos comprometimos a rezar con todo el grupo de los niños por esta intención. Pía, mientras tanto ya había aprendido las cinco verdades fundamentales de la fe previstas en el decreto “Quam Singolari” de San Pío X. Su preparación en su casa había sido conmovedora y mostraba conocer bien todo, todas sus respuestas habían sido grabadas con la grabadora.
Durante la preparación nos daba siempre una nueva agradable sorpresa. La impresionó mucho el pecado original, decía que ella no habría nunca desobedecido como Adán y Eva, por que no habría nunca hecho lo “que el Papá en el Cielo no quiere”. No desobedecía nunca, todo aquello que su mamá le decía, aunque fuera sólo una vez, se le grababa en su memoria y en su corazón.
Demostraba una gran delicadeza de consciencia que le hacía evitar cualquier ocasión de hacer el mal: una vez me contó que sus hermanas miraban la televisión, pero que ella no, pues le habría hecho daño.
Cuando otros niños hacían algo mal, ella decía: “¡Esto no le gusta al Papá celestial”, pero estaba llena de amor por todos, hasta estaba dispuesta a adjudicarse las culpas de sus hermanas. Una mejor preparación no habría sido posible, pero era necesario encontrar un sacerdote que estuviera dispuesto a darle la Comunión.
Y sobrevino el milagro: un sacerdote que había conocido a la pequeña y había comprobado su preparación, se declaró dispuesto para darle a Jesús, pero era necesario ir a su parroquia que estaba a 300 km. de distancia.
Se fijó la fecha de la Primera Comunión para el día 3 de febrero de 1995, primer viernes del mes. La noche anterior, el tío de Pía sufrió un gravísimo accidente y fue llevado en estado de coma a la Sección de terapia intensiva: tenía muchas hemorragias internas y necesitaba respiración artificial: pocas eran las esperanzas de sobrevivencia. Pía prometió ofrecer su Primera Comunión por él.
Tenía exactamente dos años y medio y un día. Cuando fuimos por ella estaba todavía oscuro: se asomó a la puerta radiante de alegría, con su vestidito blanco, abrazando feliz a su Niño Jesús entre los brazos. Permaneció por más de tres horas sentada en el coche, serena y tranquila, dijo que el cielo estaba vacío de ángeles pues todos estaban ahí con ella.
Se confesó de manera conmovedora, dijo la oración de la penitencia, esperó de rodillas, con las manos juntas, el inicio de la Misa. Durante la celebración, tomaba de vez en cuando, dulcemente al Niño Jesús entre sus brazos. Yo me preguntaba de dónde sacaba tal fuerza y tal capacidad de resistencia, además de que la Misa fue muy larga.
El momento de la Comunión fue inolvidable. En la foto se ve como ella estaba absorta al recibir a Jesús, con sus ojos cerrados y las manitas juntas, de rodillas delante del altar y la boca abierta en espera temerosa.
Después de la Comunión se llevó las manos delante de los ojos, hablando en su corazón con Jesús y recomendándole, como lo había prometido, a su tío que estaba en estado de coma. Eran exactamente las 11.30. Quiso concluir su fiesta con el canto a la Virgen “Deseo amar siempre profundamente a Maria”
Después de la Comunión se acercó a la estatua de la Virgen de Fátima, para acariciarla “por que ella está tan triste”. Pero hizo todavía algo más, hizo que la levantaran hacia arriba y quiso darle un beso para agradecerle y para consolar a su Inmaculado Corazón.
Quiso después detenerse frente a una estatua de Santa Filomena, dirigiendo a esta gran patrona de los niños, miradas de tierna confianza. A menudo he podido observar este profundo, casi natural lazo de los niños con los Santos, entre ellos parece no existir ninguna distancia, como si la frontera entre la tierra y el cielo estuviera sólo en la mente de los mayores.
Después el viaje de regreso, otras tres horas de automóvil. Pía cantaba y sonreía, sólo mas tarde se durmió en su sillita, con una maravillosa expresión de paz dibujada en su rostro.

De repente sucedió algo a la rueda de nuestro auto, una llanta estaba toda cortada. Pero la alegría de todos nosotros era tal, que contestamos con una carcajada y seguimos el camino hacia la casa pasando por el Santuario de La Salette, reproducción del francés, meta de muchas peregrinaciones. Pía besó la estatua de la Virgen que llora con tanto amor y llena de ternura. Una foto estupenda muestra a Pía, rodeada de una corona de luz, a los pies de la Virgen. Esta foto dice más que muchas palabras.
Nos detuvimos frente a una estatua de Padre Pío, un santo especialmente querido por Pía. También él pedía que los niños se acercaran a la primera Comunión a temprana edad y declaró muchas veces “¡los niños salvarán al mundo!”
Llegando a casa, la mamá de Pía, preocupada por su hermano en estado de coma en terapia intensiva, le preguntó “¿Cómo estará el tío?” –“¡Bien, mamá!”. Sorprendida por la respuesta tan segura preguntó: “¿estás segura?” “¡Si!”, respondió la niña sin titubeos. Llamaron inmediatamente al hospital y fue grande la sorpresa al enterarse que a las 11.30, precisamente en el momento en que Pía ofrecía su Primera Comunión por su tío, éste se había despertado del estado de coma y se había levantado.
¡Que este acontecimiento maravilloso, este despertar de Lázaro, pueda fortalecer en nuestros corazones la fe en la potencia de la Primera Comunión de los niños al primer uso de razón!

PROCESION DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS EN SANTIAGO 2011



Con motivo de la celebracion de un Te Deum en la Catedral Metropolitana de Santiago, a pedido del Presidente de la República el dia 3 de julio, la SANTA MISA y PROCESION en honor del SAGRADO CORAZON DE JESUS se traslada para el domingo 10 de julio, a las 16.00 hrs, comenzando en la Catedral Metropolitana.

domingo, 5 de junio de 2011

MEDITACIÓN ACERCA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR 2011



Qué Saco Yo
Ascensión del Señor - Ciclo C
by: Dr. Marcellino D'Ambrosio
Translated by: Miguel Carranza


La celebración de la solemnidad de la Ascensión del Señor, solía dejarme un poco desconcertado. Me quedaba claro lo que el Señor había hecho por mí el Viernes Santo, y los beneficios del Domingo de Pascua son irrefutables. Pero, ¿qué hacia la Ascensión por mí?

En el cristianismo se habla de un amor especial llamado ágape o caridad. Es un amor que ve hacia al prójimo y se dona a él. La Divina Palabra no se encarnó por que fuese a sacar algo de ganancia. Tampoco soportó el escándalo y la tortura de la cruz por un interés mezquino. La caridad ama a los demás lo suficiente como para compartir sus alegrías y sus tristezas.

Lo primero que debemos recordar sobre la Ascensión es que se trata de compartir en la alegría de Jesús. Se trata de celebrar su regreso a la gloria celestial a la que había reusado a aferrarse (Filipenses 2:6-11) cuando la Divina Palabra bajó de las alturas del cielo a las profundidades del vientre de la Virgen. Es de regocijarse cuando la corona de espinas es reemplazada por una corona real, y cuando la multitud enardecida del monte Calvario es reemplazada por miríadas de ángeles que le adoran. La Ascensión es sobre el triunfo de Jesús, sobre la vindicación y la glorificación, y si ponemos la atención fuera de nosotros mismos y dejamos que el amor del Espíritu Santo anime nuestras almas, entonces experimentaremos una dicha más grande que cuando vemos a nuestro hijo anotar un “home run” o graduarse de la universidad.

Sin embargo, la Ascensión no solo es una fiesta para amar a Dios como Él nos llama a amarle. También es una fiesta de esperanza. Sí, hay algo que nosotros podemos sacar de esta fiesta. Él va a preparar un lugar para nosotros. Un día reinaremos con Él en gloria y un día también tendremos coronas hechas de oro en lugar de espinas.

Para que podamos resistir hasta ese glorioso momento, el instante en que Él regrese a renovar todas las cosas, necesitamos del poder divino. Esa es otra razón por la que debemos regocijarnos con la Ascensión. Jesús toma su lugar a la derecha de Dios para poder derramar sobre nosotros la promesa del Padre, el Espíritu Santo.

Mientras asciende, les dice a sus discípulos que esperen por Su poder. No les dice que esperen pasivamente por un rapto. Observemos que no les pide pasar su tiempo repitiendo profecías bíblicas o debatiendo sobre cómo y cuando el regresará. En Hechos 1:11, después que el Señor asciende fuera de su vista, los ángeles preguntan a los discípulos por que se quedan parados mirando hacia el cielo

La espera no es para pasarla desperdiciando el tiempo. La espera tiene un propósito. Nueve días de oración (¡la primera novena!) para prepararse. ¿Para qué prepararse? Porque tienen trabajo que hacer. “La penitencia para la remisión de los pecados debe ser predicada a todas las naciones, comenzando en Jerusalén. Son testigos de todo esto” (Lucas 24:46-48).

Solíamos pensar que la evangelización se realizaba en países lejanos, por sacerdotes y religiosos. Pero el Concilio Vaticano Segundo nos dijo que nuestros propios vecinos y nuestras familias son el territorio misionero, y que cada católico está llamado a evangelizar. No estoy seguro si San Francisco de Asís quien dijo la frase “Prediquen el evangelio siempre, y cuando sea necesario utilicen palabras”, pero si lo hubiera dicho, observemos que San Francisco a menudo pensaba que usar palabras era muy necesario. Él predicaba en mercados, en las esquinas de las calles, en las Iglesias, en cualquier lugar donde hubiera gente. Predicar sin ser verdaderamente un testimonio de vida es ciertamente contraproducente. No podemos decir que hablar no es necesario para predicar. Debemos ser capaces de transmitirle a la gente a nuestro alrededor lo que Jesús ha hecho por nosotros, lo que significa para nosotros, y porque Él es la respuesta a los problemas del mundo. Tal vez no hayas sido llamado a predicar en las aceras, pero el Concilio y los papas posteriores a él, haciendo eco a 1 Pedro 3:15, dicen que todos estamos llamados por lo menos a decir lo que Jesús ha hecho por nosotros. ¿No te sientes apto para la tarea? ¿Te sientes intimidado? Ora para que el poder del Espíritu Santo se mueva dentro y a través de ti. Tomate el tiempo de aprender más sobre tu fe para que puedas compartirla con confianza.

Este articulo fue publicado en “Our Sunday Visitor “, como una reflexión sobre las lecturas para el Sexto Domingo de Pascua, Ciclo Litúrgico C (Hechos 1:1-11, Salmo 47, Efesios 1:17-23 o Hebreos 9:24-28, 10:19-23, Lucas 24: 46-53). Se reproduce aquí con el permiso del autor.



Tomado Desde:




http://www.crossroadsinitiative.com/library_article/1272/Que_Saco_Yo.html







La Ascensión del Señor nos pone en camino
Hechos, 1, 1-11; Sal. 46; Ef. 1, 17-23; Mt. 28, 16-20.




Material de Reflexión Gentileza del Presbítero Padre Carmelo Hernández desde Islas Canarias Tenerife España.




Comienzo por decir la Ascensión del Señor nos pone en camino. ‘Id al mundo entero…’ nos dice Jesús. Es el mandato que Jesús nos deja en su Ascensión.Con gozo, con alegria grande celebramos esta solemnidad. Nuestros dichos y refranes decían que es un día que brilla más que el sol. No es para menos.
Seguimos celebrando a Cristo resucitado, seguimos celebrando la Pascua. Y llegamos a este día donde se manifiesta el triunfo y la glorificación al ser llevado Jesús al cielo y contemplarlo sentado a la derecha del Padre. Así lo confesamos en el credo. ‘Y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre’. Así lo proclamaba el apóstol en la carta a los Efesios. ‘Que el Señor ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis… cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, y dominación, y por encima de todo nombre conocido…’Es un día de gloria y aclamamos al Señor.
‘Dios asciende entre aclamaciones, el Señor al son de trompetas’, hemos cantado en el salmo. ‘Cristo Jesús, constituido Señor del cielo y de la tierra… el rey de la gloria, vencedor del pecado y de la muerte ha ascendido a lo más alto del cielo como mediador entre Dios y los hombres, como juez de vivos y muertos’. Así lo proclamamos hoy con la liturgia.Como nos decía el relato de los Hechos ‘se les apareció después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del Reino de Dios’. Pero ahora en este momento solemne, según nos cuenta Mateo habían ido a Galilea como les había mandado decir a través de las mujeres – ‘id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me verán’ -, allí donde se había desarrollado casi toda la actividad apostólica de Jesús, les da su mandato de ir a anunciar la Buena Nueva a toda la creación.
‘Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado’. Jesús nos pone en camino. ‘Id a todos los pueblos…’ La Ascensión de Jesús al cielo nos pone en camino porque la obra salvadora no es para nosotros solos, sino que a todos los hombres ha de llegar la salvación.‘Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto marcharse’. No se ha ido para desentederse de nosotros. Ha prometido que estará con nosotros siempre.
‘Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo’. Nos ha prometido su Espíritu que vendrá con su fuerza para que seamos sus testigos ‘hasta los confines del mundo’. Lo vamos a celebrar el próximo domingo y ya hemos venido meditando mucho todo el anuncio que Jesús nos ha venido haciendo.Nos gustaría quedarnos extasiados contemplando la gloria de Dios, contemplando para siempre a Jesús glorificado, sentado a la derecha del Padre; Pedro en el Tabor también quería quedarse allí para siempre y estaba dispuesto a hacer tres tiendas.
Pero había que bajar del Tabor, hay que volver del monte de la Ascensión, hay que ir a la Galilea de nuestro mundo porque la misión de Jesús tiene que continuar y esa es nuestra tarea. Por eso, como decíamos, la Ascensión nos pone en camino.Poneos en camino. Jesús confía en nosotros y a nosotros nos confía su misión. No nos podemos quedar estáticos cuando hay tanta tarea que realizar. El mundo anda en tinieblas y nosotros que tenemos la luz tenemos que ir a llevársela. El mundo está necesitado de salvación y nosotros que sabemos donde está la salvación tenemos que ir a anunciarla. Al mundo le falta vida y nosotros sabemos bien quien es la resurrección y la vida y tenemos que llevar esa Buena Noticia. Nos llenaremos de su Espíritu, nos sentiremos inundados por la presencia de Jesús y vamos a llevar el mensaje.
Las buenas noticias no se pueden callar ni ocultar. Y nuestro mundo necesita esa buena noticia.Celebramos hoy con gozo, con toda solemnidad esta fiesta de la Ascensión; nos impregnamos de la Palabra y de la presencia de Jesús; cantamos la gloria del Señor sin cansarnos, pero no olvidemos que no nos podemos quedar encerrados en nosotros mismos o con esa Buena Noticia como si fuera para nosotros solos. Nos hemos encerrado muchas veces los cristianos en nuestras iglesias y hemos olvidado que tenemos que ir haciendo Iglesia por todas partes, porque a todos tenemos que llamar a la fe en Jesús y a ser Iglesia.
La fe que tenemos en Jesús tiene que ser una fe conprometida. Comprometida y comprometedora porque nos obliga primera que nada a que cada día seamos más santos. Pero comprometida y comprometedora porque nos obliga a ir a llevar esa buena noticia a los demás. Tenemos que sembrar evangelio; tenemos que hacer un mundo nuevo desde la gracia salvadora de Jesús; tenemos que llenar nuestro mundo de amor, de paz, de esperanza, de verdad. Cuánto bueno podemos hacer, cuánto bueno tenemos que hacer. Si no llevamos esa luz nuestro mundo seguirá a oscuras; si no sembramos amor y paz seguiremos odiándonos y enfrentándonos unos a otros, llenándos de violencia y de injusticia, destruyéndonos a nosotros y destruyendo ese mundo que Dios ha puesto en nuestras manos.
Jesús cuando caminaba los caminos de Palestina iba sanando, curando, resucitando y dando vida, poniendo esperanza en los corazones, despertando a los hombres y mujeres para metas e ideales altos y grandes. Es la tarea que nosotros tenemos que continuar, que seguir haciendo. Poner vida, sanar, llenar de esperanza, despertar los corazones es nuestra tarea. Tarea que realizaremos allí donde estemos, con el que convive con nosotros o está a nuestro lado por las distintas circunstancias de la vida, familia, lugar de convivencia, lugar de trabajo, relaciones sociales, etc… Y si podemos llegar más allá, tampoco podemos quedarnos cruzados de brazos.
Este día de la Ascensión del Señor se celebra una jornada de las comunicaciones sociales, pensando también en todo ese mundo de comunicación que tenemos que aprovechar para llevar la semilla del evangelio a todos, como pueda ser estos nuevos medios de las redes sociales de internet, como lo intentamos hacer por este medio en el que estás leyendo esta reflexión.Debería de notarse después de esta celebración de la Ascensión del Señor que somos un poquito mejores, y que hacemos un poquito mejor el mundo que nos rodea porque nos hayamos comprometido de verdad a sembrar esas semillas del Reino. Es nuestro compromiso y nuestras urgencia.
No lo olvidemos la Ascesión del Señor nos pone en camino

sábado, 4 de junio de 2011

Testimonio Cómo Compartir Nuestra Fe

El Papa en Croacia (7): Encuentro y vigilia de oración del Papa con los jóvenes croatas



Jesús Os habla hoy. Dejad que entre cada vez más como amigo y compañero de camino. Nunca os desilusionará". Vigilia de Oración del Papa con los jóvenes croatas.

Sábado, 4 Jun, (RV). A las siete y media de la tarde, Benedicto XVI se encontró con los jóvenes para celebrar la vigilia de oración en la Plaza Josip de Zagreb En sus palabras a la juventud, el Pontífice recordó la lectura proclamada de san Pablo, en la que nos invita a estar “siempre alegres en el Señor”.
"Es
una palabra que hace vibrar el alma, si consideramos que el Apóstol de los Gentiles escribe esta Carta a los cristianos de Filipos mientras se encontraba en la cárcel, a la espera de ser juzgado. … su experiencia revela cómo es posible mantener la alegría en nuestro camino, aun en los momentos oscuros." Y es que, añadió el Papa, todos anidamos en nuestro corazón un fuerte deseo de felicidad. Cada acción, cada decisión, encierra en sí esta íntima y natural exigencia. Pero con frecuencia, nos damos cuenta de haber puesto la confianza en realidades que no apagan ese deseo, sino que por el contrario, revelan toda su precariedad. Es en estos momentos cuando se experimenta la necesidad de algo que sea “más grande”, que dé sentido a la vida cotidiana."Queridos amigos, vuestra juventud es un tiempo que el Señor os da para poder descubrir el significado de la existencia. Es el tiempo de los grandes horizontes, de los sentimientos vividos con intensidad, y también de los miedos ante las opciones comprometidas y duraderas, de las dificultades en el estudio y en el trabajo, de los interrogantes sobre el misterio del dolor y del sufrimiento. Más aún, este tiempo estupendo de vuestra vida comporta un anhelo profundo, que no anula todo lo demás, sino que lo eleva para darle plenitud.

Y mencionando el Evangelio de Juan, en el que se lee que Jesús dirigiéndose a sus primeros discípulos, les pregunta ¿qué buscan? El Santo Padre dijo a los jóvenes que hoy la voz de Cristo les repite también: “¿Qué buscáis?”. Jesús os habla hoy: mediante el Evangelio y el Espíritu Santo…. Es Él quien os busca, aun antes de que vosotros lo busquéis. Respetando plenamente vuestra libertad, se acerca a cada uno de vosotros y se presenta como la respuesta auténtica y decisiva a ese anhelo que anida en vuestro ser, al deseo de una vida que vale la pena ser vivida. Dejad que os tome de la mano. Dejad que entre cada vez más como amigo y compañero de camino. Ofrecedle vuestra confianza, nunca os desilusionará."

Porque como les recuerda Benedicto 16, Jesús nos hace conocer de cerca el amor de Dios Padre, nos hace comprender que nuestra felicidad se logra en la amistad con Él, en la comunión con Él. Con su amor, experimentamos verdaderamente el significado de la vida y estamos contentos de vivirla, incluso en las fatigas, en las pruebas, en las desilusiones, incluso caminando contra corriente."Queridos jóvenes, arraigados en Cristo, podréis vivir en plenitud lo que sois. Como sabéis, he planteado sobre este tema mi mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que nos reunirá en agosto en Madrid, y hacia la cual nos encaminamos. He partido de una incisiva expresión de san Pablo: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (Col 2, 7). Creciendo en la amistad con el Señor, a través de su Palabra, de la Eucaristía y de la pertenencia a la Iglesia, con la ayuda de vuestros sacerdotes, podréis testimoniar a todos la alegría de haber encontrado a Aquél que siempre os acompaña y os llama a vivir en la confianza y en la esperanza.".


Y por último el Papa les instó a no desmayar, que recuerden que el Señor Jesús no es un maestro que embauca a sus discípulos: nos dice claramente que el camino con Él requiere esfuerzo y sacrificio personal, pero que vale la pena. "Queridos jóvenes amigos, no os dejéis desorientar por las promesas atractivas de éxito fácil, de estilos de vida que privilegian la apariencia en detrimento de la interioridad. No cedáis a la tentación de poner la confianza absoluta en el tener, en las cosas materiales, renunciando a descubrir la verdad que va más allá, como una estrella en lo alto del cielo, donde Cristo quiere llevaros. Dejaos guiar a las alturas de Dios". Y tras mencionar el testimonio de tantos discípulos del Señor que han vivido su tiempo llevando en el corazón la novedad del Evangelio, como Francisco y Clara de Asís, Rosa de Viterbo, Teresita del Niño Jesús, y tantos jóvenes santos y santas en la gran comunidad de la Iglesia, resaltó en este país, la figura del Beato Iván Merz, un joven brillante que durante los años de la Primera Guerra Mundial se encuentra frente a la destrucción y la muerte, y todo eso lo marca y lo forja, haciéndole superar momentos de crisis y de lucha espiritual. La fe de Iván se refuerza hasta tal punto que se dedica al estudio de la Liturgia e inicia un intenso apostolado entre los jóvenes. Descubre la belleza de la fe católica y comprende que la vocación de su vida es vivir y hacer vivir la amistad con Cristo. Muere el 10 de mayo de 1928, con tan sólo treinta y dos años, después de algunos meses de enfermedad, ofreciendo su vida por la Iglesia y por la juventud. "Esta vida joven, entregada por amor, lleva el perfume de Cristo, y es para todos una invitación a no tener miedo de confiarse al Señor, del mismo modo que lo contemplamos, en modo particular, en la Virgen María, la Madre de la Iglesia, aquí venerada y amada con el título de “Majka Božja od Kamenutih vrata” [“Madre de Dios de la Puerta de Piedra”]. A Ella deseo confiar esta tarde a cada uno de vosotros, para que os acompañe con su protección y os ayude sobre todo a encontrar al Señor y, en Él, a encontrar el significado pleno de vuestra existencia."

EN EL MES DEL SAGRADO CORAZÓN JUNIO 2011. LAS 12 PROMESAS A VIVIR.




Señor hizo a Santa Margarita María de Alacoque las siguientes promesas para todos los devotos de su Sagrado corazón:





1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.
2. Daré paz a sus familias.
3. Los consolaré en todas sus aflicciones.
4. Seré su amparo y refugio seguro durante su vida, y principalmente en la hora de la muerte.
5. Bendeciré abundantemente sus obras que redunden en mi mayor gloria.
6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia.
7. Las almas tibias se harán fervorosas.
8. Las almas fervorosas se elevarán con rapidez a gran perfección.
9. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los pecadores más endurecidos.
10. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y honrada.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás serán borrados de él.
12. Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso otorgará a cuantos comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final; no morirán privados de mi gracia ni de recibir los sacramentos, pues mi divino Corazón se convertirá para ellos en seguro asilo en aquella hora postrera.

El Papa en Croacia (8): En español, el discurso de Benedicto XVI a los jóvenes croatas .JUNIO 2011



Queridos jóvenes: Os saludo a todos con gran afecto. Estoy particularmente contento de estar con vosotros en esta histórica plaza que representa el corazón de la ciudad de Zagreb. Un lugar de encuentro y de comunicación, donde a menudo domina el ruido y el movimiento de la vida cotidiana. Ahora, vuestra presencia la transforma casi en un "templo", cuya bóveda es el cielo mismo, que esta tarde parece inclinarse sobre nosotros. Queremos acoger en el silencio la Palabra de Dios que ha sido proclamada, para que ilumine nuestras mentes e inflame nuestros corazones.

Agradezco vivamente a Monseñor Srakić, Presidente de la Conferencia Episcopal, las palabras con las que ha introducido nuestro encuentro; y en modo particular saludo y agradezco a los dos jóvenes que nos han ofrecido sus bellos testimonios. La experiencia vivida por Daniel recuerda la de San Agustín: es la experiencia de buscar el amor "fuera" y luego descubrir que está más cercano de mí que yo mismo, que me "toca" en lo profundo y me purifica… Mateja, en cambio, nos ha hablado de la belleza de la comunidad, que abre el corazón, la mente y el carácter… Gracias a los dos.
San Pablo –en la lectura que se ha proclamado– nos ha invitado a estar "siempre alegres en el Señor" (Fil 4, 4). Es una palabra que hace vibrar el alma, si consideramos que el Apóstol de los Gentiles escribe esta Carta a los cristianos de Filipos mientras se encontraba en la cárcel, a la espera de ser juzgado. Él está encadenado, pero el anuncio y el testimonio del Evangelio no pueden ser encarcelados. La experiencia de san Pablo revela cómo es posible mantener la alegría en nuestro camino, aun en los momentos oscuros. ¿A qué alegría se refiere? Todos sabemos que en el corazón de cada uno anida un fuerte deseo de felicidad. Cada acción, cada decisión, cada intención encierra en sí esta íntima y natural exigencia. Pero con frecuencia nos damos cuenta de haber puesto la confianza en realidades que no apagan ese deseo, sino que por el contrario, revelan toda su precariedad. Y estos momentos es cuando se experimenta la necesidad de algo que sea "más grande", que dé sentido a la vida cotidiana.
Queridos amigos, vuestra juventud es un tiempo que el Señor os da para poder descubrir el significado de la existencia. Es el tiempo de los grandes horizontes, de los sentimientos vividos con intensidad, y también de los miedos ante las opciones comprometidas y duraderas, de las dificultades en el estudio y en el trabajo, de los interrogantes sobre el misterio del dolor y del sufrimiento. Más aún, este tiempo estupendo de vuestra vida comporta un anhelo profundo, que no anula todo lo demás, sino que lo eleva para darle plenitud. En el Evangelio de Juan, dirigiéndose a sus primeros discípulos, Jesús pregunta: "¿Qué buscáis?" (Jn 1, 38). Queridos jóvenes, estas palabras, esta pregunta interpela a lo largo del tiempo y del espacio a todo hombre y mujer que se abre a la vida y busca el camino justo… Y, esto es lo sorprendente, la voz de Cristo repite también a vosotros: "¿Qué buscáis?". Jesús os habla hoy: mediante el Evangelio y el Espíritu Santo, Él se hace contemporáneo vuestro. Es Él quien os busca, aun antes de que vosotros lo busquéis. Respetando plenamente vuestra libertad, se acerca a cada uno de vosotros y se presenta como la respuesta auténtica y decisiva a ese anhelo que anida en vuestro ser, al deseo de una vida que vale la pena ser vivida. Dejad que os tome de la mano. Dejad que entre cada vez más como amigo y compañero de camino. Ofrecedle vuestra confianza, nunca os desilusionará. Jesús os hace conocer de cerca el amor de Dios Padre, os hace comprender que vuestra felicidad se logra en la amistad con Él, en la comunión con Él, porque hemos sido creados y salvados por amor, y sólo en el amor, que quiere y busca el bien del otro, experimentamos verdaderamente el significado de la vida y estamos contentos de vivirla, incluso en las fatigas, en las pruebas, en las desilusiones, incluso caminando contra corriente.




Queridos jóvenes, arraigados en Cristo, podréis vivir en plenitud lo que sois. Como sabéis, he planteado sobre este tema mi mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que nos reunirá en agosto en Madrid, y hacia la cual nos encaminamos. He partido de una incisiva expresión de san Pablo: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (Col 2, 7). Creciendo en la amistad con el Señor, a través de su Palabra, de la Eucaristía y de la pertenencia a la Iglesia, con la ayuda de vuestros sacerdotes, podréis testimoniar a todos la alegría de haber encontrado a Aquél que siempre os acompaña y os llama a vivir en la confianza y en la esperanza. El Señor Jesús no es un maestro que embauca a sus discípulos: nos dice claramente que el camino con Él requiere esfuerzo y sacrificio personal, pero que vale la pena. Queridos jóvenes amigos, no os dejéis desorientar por las promesas atractivas de éxito fácil, de estilos de vida que privilegian la apariencia en detrimento de la interioridad. No cedáis a la tentación de poner la confianza absoluta en el tener, en las cosas materiales, renunciando a descubrir la verdad que va más allá, como una estrella en lo alto del cielo, donde Cristo quiere llevaros. Dejaos guiar a las alturas de Dios.


En el tiempo de vuestra juventud, os sostiene el testimonio de tantos discípulos del Señor que han vivido su tiempo llevando en el corazón la novedad del Evangelio. Pensad en Francisco y Clara de Asís, en Rosa de Viterbo, en Teresita del Niño Jesús, en Domingo Savio; tantos jóvenes santos y santas en la gran comunidad de la Iglesia. Pero aquí, en Croacia, vosotros y yo pensamos en el beato Iván Merz. Un joven brillante, metido de lleno en la vida social, que tras la muerte de la joven Greta, su primer amor, inicia el camino universitario. Durante los años de la Primera Guerra Mundial se encuentra frente a la destrucción y la muerte, y todo eso lo marca y lo forja, haciéndole superar momentos de crisis y de lucha espiritual. La fe de Iván se refuerza hasta tal punto que se dedica al estudio de la Liturgia e inicia un intenso apostolado entre los jóvenes. Descubre la belleza de la fe católica y comprende que la vocación de su vida es vivir y hacer vivir la amistad con Cristo. De cuántos gestos de caridad, de bondad que sorprenden y conmueven está lleno su camino. Muere el 10 de mayo de 1928, con tan sólo treinta y dos años, después de algunos meses de enfermedad, ofreciendo su vida por la Iglesia y por la juventud.


Esta vida joven, entregada por amor, lleva el perfume de Cristo, y es para todos una invitación a no tener miedo de encomendarse al Señor, del mismo modo que lo contemplamos, en modo particular, en la Virgen María, la Madre de la Iglesia, aquí venerada y amada con el título de "Majka Boja od Kamenutih vrata" ["Madre de Dios de la Puerta de Piedra"]. A Ella deseo confiar esta tarde a cada uno de vosotros, para que os acompañe con su protección y os ayude sobre todo a encontrar al Señor y, en Él, a encontrar el significado pleno de vuestra existencia. María no tuvo miedo de entregarse por completo al proyecto de Dios; en Ella vemos la meta a la que estamos llamados: la plena comunión con el Señor. Toda nuestra vida es un camino hacía la Unidad y Trinidad de Amor que es Dios; podemos vivir con la certeza de no ser abandonados nunca. Queridos jóvenes croatas, os abrazo a todos como a hijos. Os llevo en el corazón y os dejo mi bendición.

"Estad siempre alegres en el Señor". Su alegría, la alegría del verdadero amor, sea vuestra fuerza. Amén. ¡Alabados sean Jesús y María!

viernes, 3 de junio de 2011

SANTA MISA Y PROCESION EN HONOR AL SAGRADO CORAZON DE JESUS 2011



Como se ha hecho una tradicion en la Capital, el Mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, culminará con la Santa Misa y Procesion. Este año, por razones de calendario, tendra lugar el domingo 3 de julio de 2011 a las 16:00 hrs en la Catedral Metropolitana de Santiago. Una vez culminada la Misa, se saldrá en solemne procesion hacia la Iglesia del primer Monasterio de la Visitación de Santa María (Huerfanos con Bulnes), donde se dará la Bendición con el Santisimo Sacramento.




La Procesion se realizará aunque llueva.




Invita la Archicofradía de la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús.