martes, 1 de agosto de 2023

NOVENA A JESÚS TRANSFIGURADO - DÍA QUINTO

 


Oración Inicial

     Jesús, Rey de sangre, de luz y de gloria, te suplicamos por la bondad infinita de tu corazón, que nos mires con ternura:

       Triunfa en las conciencias de los pecadores y en las almas de los justos.

        Purifica nuestros cuerpos y santifica nuestras almas.

    Corona nuestros anhelos y nuestros esfuerzos de santidad de Gracia glorificadora.

    Ayúdanos a buscar en tu Eucaristía el germen y la garantía de nuestra propia resurrección y glorificación.

    Para que, al cumplirse en nosotros tus designios salvadores, podamos glorificarte a ti, en vida, en muerte y eternidad.

    No mires nuestras faltas, sino sólo tu misericordia, y concédenos lo que con corazón humillado y confiado te pedimos (se pide la  gracia que se desea conseguir)

    Jesús Transfigurado que también todos los hombres te alaben y glorifiquen, ahora y por siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación

Moisés y Elías están resplandecientes de luz, y Jesús, con fulgores de gloria está en medio de ellos esclareciéndolos en el misterio de la cruz.  “Y hablaban de su muerte que había de tener lugar en Jerusalén” (Mt 17,31).

Nos parece muy sugerente que el tema de este dolor atroz aparezca en un ambiente de tanta gloria. Aquí está la más profunda enseñanza del Tabor. Se llega a la gloria sólo a través del sufrimiento. Se llega a la resurrección sólo si se pasa por la muerte. Se llega a la divinización solo a condición del propio anonadamiento.

Es la lección que más necesitamos también nosotros, tan rebeldes frente al dolor y la humillación.

Tabor y Calvario son inseparables, y son ambos montes de gloria.

Cristo glorificará al Padre inmolándose por los hombres. La redención, el rescate, la justificación y la divinización del hombre se alcanzan por la crucifixión del Hijo de Dios.

Es a través de la cruz que el Hijo de Dios va a ser glorificado, y Dios con Él y los hombres con Él, en Él.

“Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no muere, se queda solo, pero si muere, produce mucho fruto… Y Yo lo levantado de los hombres atraeré a todos los hombres a mí. Quien ama la vida la pierde, y quien odia la vida en este mundo, la conservará para la vida eterna. Si alguno quiere servirme, que me siga; y allí donde Yo estoy, allí estará también mi servidor. Si alguno quiere servirme, que me siga; y allí donde Yo estoy, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará…” (Jn 12,24-26-32)

Solamente asimilando y viviendo en plenitud esta doctrina glorificadora se podrá llegar a ser un verdadero Transfigurista.

 Oración Final

    ¡Oh Jesús Transfigurado! que en el resplandor de tu gloria conversaste con Moisés y Elías de tu Pasión y Muerte, ayúdanos a no separar nunca nuestros anhelos de gloria eterna de la cruz redentora, que abrazada con amor, nos hace posible llegar a la glorificación.

    ¡Padre Celestial! que en la Transfiguración de tu muy amado Hijo, nos exhortaste a escucharle, crea en nosotros un espíritu nuevo y una mayor docilidad para aceptar y vivir a Cristo y su doctrina de Amor, para que así alcancemos a participar de su gloria.

    Y tú ¡Oh Espíritu Santo! que en forma de nube luminosa también te hiciste presente en el Tabor, ilumina nuestro entendimiento e inflama nuestros corazones para que podamos entender y asimilar siempre mejor las enseñanzas y los ejemplos de Jesús, que con el Padre y contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


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