jueves, 5 de agosto de 2010

PREPARANDONOS PARA CELEBRAR LA FIESTA DE LA TRANSFIGURACION DEL SEÑOR


Cada 6 de agosto la familia transfigurista se reúne exultante de gozo para festejar el misterio que constituye su vida: la Transfiguración del Señor.
Nos alegramos en Jesús que nos comunica desde su humanidad los resplandores de su divinidad.
Nos alegramos en Pedro Santiago y Juan, testigos privilegiados de esta maravillosa experiencia.
Nos alegramos en Moisés y Elías, pues en ellos el misterio de la Transfiguración trasciende la historia, abarcándola desde su inicio hasta cuando llegue la consumación de los siglos.
Nos alegramos en el Espíritu Santo, que se hace presente en el Tabor en figura de nube luminosa que lo envuelve todo.
Nos alegramos en el Padre Celestial, que con voz potente nos invita a escuchar a su Hijo y acoger su salvación.
Nos alegramos en la Santísima Trinidad que nos hace participar de su amor y su grandeza en el Tabor.
Nos alegramos porque este misterio nos brinda un extraordinario programa de vida, con miras a tomar conciencia de nuestra vocación a la gloria. Que maravillosas enseñanzas podemos encontrar en este misterio, que maravillosa vocación es hacerlo nuestra vida...
Por eso querido lector, no quede fuera de esta alegría, únase a la alegría de la familia transfigurista, y porque no únase activamente a ella con su oración y sacrificios a través de la “Unión solidaria Transfigurante”, para participar de todas cuanto Jesús brinda a los de la Transfiguración.

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